Hoy nuestro corazón se regocija de alegría y de gozo, al honrar a Nuestra Madre Santísima en su advocación de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Gracias por habernos dado la dicha y la fortuna de tenerla como Madre.
A ti, Celestial Princesa, te honramos y veneramos en este día y te damos gracias por el «Sí» que diste al Padre celestial y ante todo por ser intercesora nuestra. Danos la gracia de cumplirla voluntad del Padre, al igual que tú lo hiciste, y concédenos seguir tu ejemplo de humildad y sencillez, siendo dóciles a la Palabra de tu Hijo y “haciendo lo que Él nos diga”. Madre de la ternura y del amor, que tu maternal bendición llegue a nosotros día y noche, en las alegrías y tristezas, en el trabajo y el descanso, en la salud y la enfermedad en fin en todo momento bendícenos, guárdanos y protégenos. Auxílianos en nuestras dificultades y bajo tu manto escíndenos del mal. Eres Bienaventurada en las palabras de la mujer que se admiró en ti: «dichoso el vientre que te llevo y los pachos que te alimentaron», pero somos más dichosos por escuchar tu palabra y ponerla en práctica. Amén.
Madre de la salud y la ternura, Virgencita de Chiquinquirá, RUEGA POR NOSOTROS. En este amanecer, te pedimos que nos guíes, nos envíes y hagas que nuestras obras sean bendecidas en tu presencia.
Feliz inicio de jornada, confiando en el Señor y la Virgencita. Feliz y optimista martes mariano y de bendiciones abundantes.