Buen y bendecido inicio de semana y feliz amanecer.
Al inicio de un nuevo mes que ponemos en tus manos, deseando que esté lleno de éxitos profesionales y familiares para cada uno de nosotros, retornamos a nuestras actividades y damos gracias a Dios por el don de la Resurrección y por el don de la vida. Con ánimo y optimismo, con fuerzas renovadas y deseos de hacer el bien, al igual que Pedro, hemos salido de la oscuridad y vivimos ahora la luz de la verdad y de la esperanza, del servicio y la disponibilidad. Qué hermoso nuestro caminar y nuestra oración al momento de iniciar nuestro sendero.
Señor, nuestro corazón está contento y nos sentimos seguros en nuestra fe porque te tenemos para creer en ti como resucitado de entre los muertos. Sigue mostrándonos el verdadero camino de la vida para que vivamos en la alegría de tu presencia y así nos des la gracia de hacernos tus testigos, de forma que podamos proclamar con nuestra vida que eres nuestro Señor, glorioso y resucitado.
Al inicio del mes y al retomar nuestras actividades cotidianas, te pedimos que bendigas nuestras obras y acciones y hagas posible que todo lo que realizaremos sea para glorificarte en amor y generosidad. Nuestro testimonio sea de alegría para dar cuenta de tu Resurrección y anunciarte como el vencedor. Ayúdanos a mantener la alegría y la esperanza como camino y ante todo seguir tu palabra: «vayan y allí me verán». Que volvamos a la Galilea, donde comenzó todo para los discípulos, que hoy es la Galilea de nuestros corazones. Que allí te veamos en nuestros hermanos, en nuestros quehaceres y en cada palabra que nos hable de Resurrección y generosidad. Ayúdanos a recordar que todo lo podemos en ti que nos confortas. Permite que tu bendición cubra nuestras vidas. Ilumina nuestra fe y nuestras vidas. Bendícenos, guárdanos y protégenos.
Feliz inicio de semana, feliz lunes de pascua y feliz inicio de mes.
LEVANTÉMONOS Y ANUNCIEMOS LO VIVIDO. VAYAMOS Y COMUNIQUEMOS NUESTRA ALEGRÍA, SIRVIENDO A NUESTROS HERMANOS.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
«Id a proclamar». El miedo siempre nos encierra en nosotros mismos; Jesús, en cambio, nos deja salir y nos envía a los demás. Aquí está el remedio. Pero yo —podemos decir— ¡no soy capaz! Pero piensen, aquellas mujeres no eran ciertamente las más idóneas ni las más preparadas para anunciar al Resucitado, pero al Señor no le importa. A Él le importa que vayan y lo anuncien. Salir y anunciar, “salir y anunciar”. Porque la alegría de la Pascua no es para guardarla para uno mismo. La alegría de Cristo se fortalece al darla, se multiplica al compartirla. Si nos abrimos y llevamos el Evangelio, nuestro corazón se expande y supera el miedo. Este es el secreto: anunciar para vencer el miedo. (Regina Coeli, 18 de abril de 2022)