En alegría, fe, esperanza y optimismo iniciamos la primera semana de este mes que nos regalas y que esperamos sea fructífero en buenas obras y acciones con nuestros hermanos.
Tú comienzas a anunciarnos que “hoy” es el tiempo de gracia. Ojalá venga hoy tu Espíritu sobre nosotros, para que en la pobreza de nuestros corazones sepamos oír tu mensaje y para que, ciegos como somos, nos des ojos de fe y nos liberes de la cautividad de nuestros miedos y de nuestro egoísmo. Ayúdanos a comprender la grandeza de tu misericordia para poder iniciar este camino de esperanzas y poder expresar con nuestras buenas acciones que también estamos ungidos por tu espíritu de amor y de bondad y que tú mismo Espíritu es el que nos envía a cumplir tu voluntad. Con anhelante optimismo, emprenderemos este camino de servicio y entrega fraternal. Nuestro inicio de mes, sea lleno de buenas acciones e intenciones, todas bendecidas en tu amor y misericordia. Amén.
Un muy feliz y santo inicio de semana, de mes y un productivo lunes.
Palabra del Papa
Después de una primera reacción positiva, alguno movido por la polilla de la envidia comenzó a decir: ¿Dónde estudió éste? ¿No es el hijo de José? Y nosotros conocemos a toda su familia, ¿y en qué universidad estudió? Entonces pretendían que le hiciera un milagro: solamente después habrían creído. Entonces comenzaron a empujarlo para tirarlo por un barranco por celos, por envidia, Pero no se trató de un evento de hace dos mil años atrás, esto sucede cada día, cada vez que se acoge a alguien hablando bien el primer día y después siempre menos, hasta llegar a la habladuría, casi hasta desollarlo. Quien en una comunidad habla contra un hermano acaba por querer asesinarlo…Para que haya paz en una comunidad, en una familia o en un país, en el mundo, tenemos que empezar a estar con el Señor. Porque donde está el Señor no hay envidia, no hay criminalidad, no hay celos, hay hermandad. Pidamos esto al Señor: nunca asesinar al prójimo con nuestra lengua y estar con el Señor, como estaremos todos nosotros en el cielo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 2 de septiembre de 2013, en Santa Marta).