Al despertar en este día radiante de amor, te damos gracias por el don de la vida y el amor. Queremos emprenderlo pidiéndote que nos llenes de optimismo y nos des fortaleza para afrontarlo, generosidad para saber compartirlo y disponibilidad para saber ayudar al necesitado. Te pedimos que sigas presente en nuestras vidas y des sentido a todo lo que hacemos. Que aprendamos de ti y contigo podamos hacer lo que sin ti seríamos incapaces de hacer, como olvidar ofensas y perdonar a nuestros enemigos, ser pacientes con los que no nos comprenden, llevar esperanzas a los que la han perdido. Que, al igual que los discípulos, no tengamos miedo de anunciarte y proclamar tus maravillas.
Señor, tú viniste al mundo no para condenarlo, sino para salvarlo. Danos fuerza, no para condenar, sino para edificar; no para juzgar, sino para sanar y ayudar; no para maldecir, sino para bendecir. Y, cuando nuestros esfuerzos nos fallen, recuérdanos que tú permaneces con nosotros y que tú puedes hacer las cosas mejor de lo que nunca nos atreveríamos a esperar. Gracias, Señor, por amarnos tanto. Por ser nuestro guía y nuestra luz. Los discípulos con Pedro a la cabeza, tenían las fuerzas necesarias y la valentía para hablar en tu Santo Nombre. Ayúdanos con tu misericordia y bondad, para que nuestro testimonio también sea en felicidad y esperanza. A ti te Bendecimos Amén.
Recordemos cuánto nos ama Dios y cuánto nos perdona. Un muy buen miércoles colmado de bendiciones para todos.