El día se inicia para cada uno de nosotros, último día laboral de nuestra semana en la que tenemos que pensar por un momento cuánto hemos sembrado y cuánto vamos a cosechar; cuánto bien hemos hecho; cuánta indiferencia hemos llevado; cuántas palabras de aliento y cuántas palabras de indiferencia. Quizá eso nos hace pensar en lo que nos regalan hoy tus lecturas. La profecía de Joel nos invita a reflexionar, lo que es nuestra vida pensando en lo que significa el día del Señor. Confiamos plenamente en el Señor y en el salmo nueve decimos: «Te doy gracias, Señor, de todo corazón proclamando todas tus maravillas. Me alegro y disfruto contigo y toco en honor de tu nombre oh altísimo».
Vayamos a nuestras labores cosechando lo que ha sido nuestra semana y tengamos en cuenta estas palabras que hoy nos regala. El señor. «El que no está conmigo está contra mí el que no recoge conmigo desparrama».
Feliz y productivo viernes
Reflexión del Evangelio escrita por Juan Lara, miembro de Vivir en Cristo
Uno de los mayores triunfos del enemigo sobre nosotros es convencernos de que no existe. La presencia del demonio hoy en día pasa desapercibida y no porque no esté presente, sino porque nosotros nos hemos alejado de Dios y nos hemos vuelto presa fácil para él.
Tristemente, vemos cómo mucha gente busca solucionar sus problemas por medios equivocados: esoterismo, limpias, lectura de cartas, tarot, acudir al universo y más cosas como ésas en la búsqueda de respuestas al margen de Dios.
Algunos acusaban a Jesús de actuar en nombre de Satanás. Ya desde entonces, los hombres y mujeres engañados por el demonio no eran capaces de reconocer la presencia de Dios, que venía a librarnos de la esclavitud del pecado. Y la respuesta de Jesús busca abrirles los ojos, diciendo que un reino dividido no puede subsistir. Al hacer esto, Jesús nos enseña que el poder para vencer el mal y develar la acción del demonio, proviene únicamente de Dios.
Debemos entender que no hay otro camino que Cristo. No hay término medio o estamos cien por ciento con Él o estamos contra Él. El primer paso es limpiar la casa, identificando esas cosas que no hemos descubierto y que son acciones que dividen y no nos dejan ver la presencia de Dios.
Cuando el Señor te da la gracia de limpiar tu corazón, ve un paso adelante y pide al Espíritu Santo que ahora llene ese espacio con amor, verdad y generosidad. Haz de Cristo el Señor de todas las áreas de tu vida, tus relaciones, tus pensamientos, tu trabajo, tus finanzas. La victoria de Jesús sobre el mal en tu vida es una señal de que ya estás viviendo el Reino de Dios. Eso hace tuyo el poder de Cristo. Sé un testigo que muestre cómo Dios está transformando tu vida y la de los que te aman y viven contigo.
