Pasar al contenido principal

10-sep.-2025, miércoles de la 23.ª semana del T. O.

El Evangelio de Cristo responde positivamente a la sed de justicia del hombre... Jesús no propone una revolución de tipo social y político, sino la del amor...

Hoy es día de felicidad y de agradecimiento por esta mañana que nos regalas. Al vislumbrar un nuevo amanecer, nuestro corazón se llena de sentimientos de fe y de amor. Permite que al levantarnos lo hagamos con optimismo de servicio y disponibilidad; que hoy procuremos hacer el bien a nuestros hermanos. Te pedimos que tu mensaje nos sacuda de nuestras certezas y seguridades. Que sepamos usar realmente nuestras riquezas: bienes materiales, fe, cualidades de mente y corazón, en servicio de nuestros hermanos. Que el poder que podamos poseer sea para beneficio de los demás; que nuestra abundancia sirva para compartirla con los demás y para liberarnos de nuestra autosatisfacción; que nuestra felicidad proporcione consuelo a nuestros hermanos y les lleve tu alegría, no la nuestra. 

Señor, haznos pobres de soberbia, hambrientos de justicia, llorosos por el mal que hemos causado a otros. Haz que busquemos tus bienes, Señor, no los bienes materiales, no los bienes pasajeros, sino los bienes verdaderos que tú nos proporcionas y que están en nuestros corazones. Que todo este camino que hemos emprendido lo hagamos con la seguridad y la esperanza puesta en Ti. Que si hoy tenemos dificultades mañana las superaremos; que si hoy lloramos mañana podamos reír; que si hoy estamos en desesperanza mañana estemos llenos de fe; que si hoy estamos faltos de amor mañana lo podamos repartir a manos llenas. Gracias por llenar nuestros corazones de confianza en Ti y de optimismo para emprender nuestro caminar. 

Un muy feliz, esperanzador y bendecido miércoles. Abrazos y bendiciones.

PALABRAS DEL PAPA

«Dichosos los pobres... Dichosos los que ahora tenéis hambre... Dichosos los que lloráis... Dichosos vosotros cuando los hombres... proscriban vuestro nombre por mi causa». ¿Por qué los proclama dichosos? Porque la justicia de Dios hará que sean saciados, que se alegren, que sean resarcidos de toda acusación falsa, en una palabra, porque ya desde ahora los acoge en su reino. Las bienaventuranzas se basan en el hecho de que existe una justicia divina, que enaltece a quien ha sido humillado injustamente y humilla a quien se ha enaltecido (cf. Lc 14, 11). De hecho, el evangelista san Lucas, después de los cuatro «dichosos vosotros», añade cuatro amonestaciones: «Ay de vosotros, los ricos... Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados... Ay de vosotros, los que ahora reís» y «Ay si todo el mundo habla bien de vosotros», porque, como afirma Jesús, la situación se invertirá, «los últimos serán primeros y los primeros últimos» (cf. Lc 13, 30). (…) El Evangelio de Cristo responde positivamente a la sed de justicia del hombre, pero de modo inesperado y sorprendente. Jesús no propone una revolución de tipo social y político, sino la del amor, que ya ha realizado con su cruz y su resurrección. En ellas se fundan las bienaventuranzas, que proponen el nuevo horizonte de justicia, inaugurado por la Pascua, gracias al cual podemos ser justos y construir un mundo mejor. (Benedicto XVI, Ángelus, 14 de febrero de 2010)

Pensamientos para el Evangelio de hoy (evangeli.net)

* «Lo que hay que temer no es que se os maldiga, sino que aparecierais envueltos en la común hipocresía: entonces sí que os habríais vuelto insípidos y seríais pisoteados por la gente» (san Juan Crisóstomo).

* «Las Bienaventuranzas son promesas en las que resplandece la nueva imagen del mundo y del hombre que Jesús inaugura, y en las que ‘se invierten los valores’. Cuando el hombre camina con Jesús, entonces vive con nuevos criterios» (Benedicto XVI).

* «Las bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús. Con ellas Jesús recoge las promesas hechas al pueblo elegido desde Abraham; pero las perfecciona ordenándolas no sólo a la posesión de una tierra, sino al Reino de los cielos» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 1716)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.