Te damos gracias por esta mañana tan hermosa que nos regalas en este martes inicio de labores después de nuestro descanso. Comienza a salir el sol, que nos anuncia una linda mañana y un esperanzador día para poderte decir: «aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad», para amar y servir, para hacer el bien a todos y hacerlo con tus mismos sentimientos. Hoy celebramos la fiesta de san Bernabé apóstol, que fue el “mediador” de quien se sirvió el Espíritu Santo para introducir a Pablo en la iglesia de Antioquía y desde ella los dos fueron enviados por ti a anunciar la Buena Noticia a los gentiles: «seréis mis testigos hasta lo último de la tierra». Solo esto ya es motivo para dar un gran reconocimiento a este apóstol.
Danos la alegría de ser portadores de buenas noticias para nuestros hermanos, haciendo que nuestras palabras sean inspiradas y llenas de fe y caridad. Que seamos sal que da gusto por nuestro servicio, generosidad, fraternidad y solidaridad; luz que ilumine, de calor y muestre el camino de amor a nuestros hermanos. Que nuestros sentimientos sean generosos y caritativos. Hoy nuestro inicio de labores, nos ayude a proclamar las maravillas de tu amor y a ser generosos en el tiempo y disponibilidad para ayudar al que necesite de cada uno de nosotros. Y te pedimos, Señor, que no te olvides de nuestros hermanos enfermos y necesitados. Amén.
Un muy feliz y animado y servicial martes.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
«La vida cristiana consiste en servir». Y es muy triste, añadió, ver «a los cristianos que al principio de su conversión o de su conciencia de ser cristianos, sirven, están abiertos a servir, sirven al pueblo de Dios», y luego, en cambio, «acaban sirviéndose de él». Esto hace mucho daño, muchísimo, al pueblo de Dios. La vocación del cristiano es, por tanto, «servir» y nunca «aprovecharse». (…) «a veces, cuando necesitamos algo espiritual o una gracia, decimos: “Bueno, ahora ayunaré, haré penitencia, haré una novena...”». Todo esto está bien, pero «tengamos cuidado: no se trata de “pagar” por la gracia, de “comprar” la gracia; se trata de ensanchar tu corazón para que la gracia venga». Que quede claro: «La gracia es gratuita. (…) en la vida espiritual existe «siempre el peligro de descuidarnos y querer pagar, siempre, incluso cuando hablamos con el Señor, como si quisiéramos sobornarlo». Pero la relación con el Señor no puede seguir «ese camino». «Señor, si me ayudas en esto, te daré lo otro». Sí que vale eventualmente una promesa si con ella se abre el corazón «para recibir» lo que «es gratis para nosotros». Y «esta relación de gratuidad con Dios nos ayudará a tenerla con los demás, tanto en el testimonio como en el servicio cristiano y en la vida pastoral de los pastores del Pueblo de Dios». «Haciendo camino. La vida cristiana es andar. Predicar, servir, no “abusar”. Servid y dad gratis lo que habéis recibido gratis». (Homilía Santa Marta, 11 de junio de 2019)