Pasar al contenido principal

12-dic.-2022 lunes de la 3.ª semana de Adviento

Fiesta de la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe, patrona de América Latina

Un feliz y santo amanecer y una muy buena disposición para iniciar optimistas esta semana. Gracias, Madre Santísima, por caminar a nuestro lado, por entrar a nuestros hogares, sin protocolos ni privilegios, solo saludando y compartiendo lo mejor de tu vida: Jesús de Nazaret. Por tu sencillez y ternura gracias, Madre, porque a pesar de nuestras debilidades sigues poniendo tu corazón en nuestras vidas, en nuestras familias y en nuestra comunidad. Gracias, porque hemos aprendido de ti un estilo de fe que, como en las bodas de Caná, nos dices “haced lo que Él os diga". Queremos tener tu sencillez y humildad como lo tuviste cuando fuiste a servir a tu prima Isabel. Danos tu don de obediencia para que hagamos también la voluntad del Padre Celestial. Danos tu generosidad para que también nosotros seamos generosos en tiempo y disponibilidad a nuestros hermanos. Y danos tu corazón para que lo compartamos con nuestros hermanos. Gracias, Madre de bondad, por toda la gracia que nos regalas y ante todo por ser nuestra compañía y nuestra fortaleza en todo momento.  

Padre amado, al iniciar un nuevo día bendecido en tu bondad, te pedimos que esta semana sea esperanzadora y llena de satisfacciones, que contemos con tu presencia y la ternura e intercesión de Nuestra Madre Santísima. Amén.

Feliz inicio de semana bajo la protección maternal de nuestra Madre.

Un Espacio para la reflexión

DÉJATE ILUMINAR

¿No lo ves? El faro sigue ahí, levantado junto a la playa que bordea tu mar. Su linterna te ilumina por dentro, haciéndote descubrir rutas que desconocías. Consigue que surques tu océano, aunque haya tempestad. Porque, como siempre, te alcanzará puntual su ráfaga de luz desde cerca de la playa: la que dejaste cuando perdiste el miedo a navegar ¡gracias a él, a tu bendito faro!… Así que no me digas que no lo ves. (Francisco José Ruiz Pérez, sj)

ORACIÓN

¡Oh, Madre mía de Guadalupe!  Oh, Señora mía Santísima, hija de Dios Padre, virgen purísima, gloriosa, dulce, bendita, no nos dejes sin tu ayuda, Madre querida, líbranos de todos los peligros, auxílianos en las necesidades, resuelve favorablemente nuestros difíciles problemas, pues sabemos que para ti no hay imposibles.

A tu misericordioso corazón, todo amor, magnanimidad y dulzura, y ante los pies de tu sagrada imagen quiero hoy confiar mis difíciles, casi imposibles, problemas, angustias y penas, mis necesidades desesperadas para las que no encuentro salida, por ser superiores a mis fuerzas humanas y que tú, como Madre mía, bien conoces.

Problemas para los que no veo solución, dificultades que me parecen insuperables, aflicciones que agobian mi corazón y me hacen sentir abrumado, solo y abandonado; disgustos, contrariedades y necesidades que te confío Santísima Madre mía de Guadalupe para que tú hagas el imposible de darles satisfactoria solución: (hacer la petición). 

Oh, gloriosa Madre, estoy seguro que, con tu poder de mediación, con el amor que sientes por todos nosotros, tus hijos, con tu inmensa bondad, no dejarás que la ansiedad y el desconsuelo que me invade y me afectan, queden sin remedio, En tus manos encomiendo mi vida, mi fe, mi esperanza, y todo mi ser, nunca me abandones, nunca me dejes, Madre, dame tu ayuda y protección y haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

Rezar a la milagrosa Virgen de Guadalupe, tres Salves, Avemaría y Gloria.

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda pbro.