Es un buen momento para despertar con alegría, pero ante todo con generoso corazón para agradecerte este día. Gracias porque lo comenzamos a contemplar y a vivirlo en esperanza.
Tu encuentro con el paralítico en el Templo nos hace pensar en tu encuentro con cada uno de nosotros cuando nos reunimos por tu amor. Es un encuentro que puede sanar nuestras heridas, restaurar nuestras vidas y llevarnos a anunciar tu compasión. Esta es tu misericordia y tu amor. Conoces nuestras debilidades y sabes que, al igual que el paralítico, estamos muchas veces al margen de la vida, en ocasiones sin contar con nadie que se solidarice con nuestro dolor. Pero tú, Señor, estás cerca en nuestras necesidades y es iniciativa tuya esta pregunta: ¿quieres ser sanado?
Por supuesto, Señor, sánanos de nuestras angustias y desesperanzas, sánanos de nuestra falta de amor y caridad, sánanos de nuestros negativismos y debilidades, de nuestra falta de comprensión. Sana nuestras heridas del pasado y del presente. Permite que nos sumerjamos en las aguas de la esperanza, la fe y la caridad. Queremos experimentar en nuestras vidas tu infinito amor. Que después del baño queden saneadas nuestras vidas y sigamos experimentando la grandeza de tu amor. Hoy nuevamente tu nos dirás: “levántate, toma tu camilla y echa a andar”. Tú saciarás nuestra sed de vida. Sigue transformando en un paraíso de fe y alegría, de esperanza y consuelo, el desierto de nuestras vidas áridas, para que demos frutos de santidad, justicia y amor. Que tu sigas siendo para nosotros la fuente de agua viva de la que podamos beber hasta saciarnos, para que transformemos nuestros corazones y seamos verdaderos discípulos transformadores de tu amor. A ti te alabamos, te bendecimos y te damos gracias.
Muy feliz y fértil martes. Bendecidos en tu amor, los abrazo y los bendigo.
«¿Quieres quedar sano?». El enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado». Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar».
Pensamientos para el Evangelio de hoy
* «Sintamos disgusto de nosotros mismos cuando pecamos, ya que el pecado disgusta a Dios. Y, ya que no estamos libres de pecado, por lo menos asemejémonos a Dios en nuestro disgusto por lo que a Él le disgusta» (san Agustín).
* «La Iglesia tiene siempre las puertas abiertas. Es la casa de Jesús y Jesús acoge. Si la gente está herida, ¿qué hace Jesús? ¿La regaña por estar herida? No, va y la carga sobre los hombros. Y esto se llama misericordia». (Francisco).
* «Jesús realizó obras como el perdón de los pecados que lo revelaron como Dios Salvador. Algunos judíos que no le reconocían como Dios hecho hombre veían en Él a ‘un hombre que se hace Dios’ (Jn 10,33), y lo juzgaron como un blasfemo» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 594)