Alegre despertar en esta nueva semana que estamos iniciando y que gracias a tu bondad la podremos vivir en fe, optimismo y esperanza. Hoy, Señor, nos ponemos en tus manos e iniciamos nuestro caminar con manos y corazón llenos de amor, de servicio y disponibilidad para cumplir la voluntad del Padre celestial y tu voluntad. Te pedimos que el Espíritu Santo, vínculo de amor, esté presente entre nosotros y que nos una a todos en su paz y en su amor. Ayúdanos para que al inicio de nuestra jornada tengamos verdaderos sentimientos de misericordia y solidaridad con nuestros hermanos; que todo lo podamos realizar sea para glorificarte a Ti con nuestras obras y buenas acciones. Permítenos sembrar en nuestros hermanos verdaderos sentimientos de fraternidad y solidaridad, para que ellos mismos cosechen abundantes frutos en sus labores cotidianas. Que recordemos tus palabras en este día: «El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro».
Una muy feliz y esperanzador inicio de semana puestos en las manos De Dios y la Virgencita. Feliz lunes.
Palabra del Papa
Mantenemos la mirada fija en Jesús… Es Él el único mediador de esta relación entre nosotros y nuestro Padre que está en el cielo. Jesús es el Hijo, y nosotros somos hijos en Él […] Por esto Jesús dice: he venido a traer división; no es que Jesús quiera dividir a los hombres entre sí, al contrario: Jesús es nuestra paz, nuestra reconciliación. Pero esta paz no es la paz de los sepulcros, no es neutralidad, Jesús no trae neutralidad, esta paz no es una componenda a cualquier precio. Seguir a Jesús comporta renunciar al mal, al egoísmo y elegir el bien, la verdad, la justicia, incluso cuando esto requiere sacrificio y renuncia a los propios intereses. Y esto sí, divide; lo sabemos, divide incluso las relaciones más cercanas. Pero atención: no es Jesús quien divide. Él pone el criterio: vivir para sí mismos, o vivir para Dios y para los demás; hacerse servir, o servir; obedecer al propio yo, u obedecer a Dios. He aquí en qué sentido Jesús es “signo de contradicción” (Homilía de S.S. Francisco, 18 de agosto de 2013).