Segundo amanecer de nuestra semana y día en el que nos levantamos para darte gracias por el don de la vida, la gracia de haber abierto los ojos y contemplar las grandezas de tu amor; ahora, nuestro despertar es completo para iniciar nuestras labores, y hacerlos con una plena disposición y generosidad de corazón.
Al celebrar la memoria de san Buenaventura, hombre de paz y amor, que nos regaló una linda frase: «si Dios da al hombre solo la gracia de poder amar, esto es suficiente. Una viejita puede amar más a Dios que un maestro de teología». Nosotros queremos experimentar el amor que es generoso que no es envidioso y no hace alardes de sí mismo. Este es el verdadero amor como nos dice San Pablo. Permite señor en este martes que nos regalas que todas nuestras palabras y acciones de este día sean bendecidas en tu amor y en tu bondad. Gracias, Señor, porque nos permites abrir el corazón a tu voluntad y en él encontrar palabras esperanzadoras y llenas de alegría y consuelo. Te alabamos inmensamente te bendecimos de corazón y te glorificamos con nuestras buenas obras y acciones.
Un muy feliz y esperanzador martes.
LAS PALABRAS DE LOS PAPAS
La fe en Dios pide renovar cada día la elección del bien respecto al mal, la elección de la verdad respecto a la mentira, la elección del amor del prójimo respecto al egoísmo. Quien se convierte a esta elección, después de haber experimentado el pecado, encontrará los primeros lugares en el Reino de los cielos, donde hay más alegría por un solo pecador que se convierte que por noventa y nueve justos (cfr. Lc 15, 7). Pero la conversión, cambiar el corazón, es un proceso, un proceso que nos purifica de las incrustaciones morales. Y a veces es un proceso doloroso, porque no existe el camino de la santidad sin alguna renuncia y sin el combate espiritual. Combatir por el bien, combatir para no caer en la tentación, hacer por nuestra parte lo que podemos, para llegar a vivir en la paz y en la alegría de las Bienaventuranzas. (Papa Francisco - Ángelus, 27 de septiembre de 2020)