Esperanzador amanecer para darte gracias por el don de la vida.
De nuevo Elías nos sirve de ejemplo. Él no ha encontrado a Dios en lo estruendoso, majestuoso y temible, sino en la suave brisa, casi imperceptible. Es la brisa del Espíritu. Y gracias a esa capacidad de descubrir a Dios en lo mínimo es también capaz de sobreponerse a las enormes dificultades que enfrenta, a una situación prácticamente desesperada, cumpliendo en ella el designio de Dios. Elías, fiel a Dios, se encuentra con el fracaso, la desesperación y la persecución justamente al día siguiente de su victoria. Duda de sí mismo, de su futuro, de su misión, y se retira a su interior, al desierto de sí mismo. Y es entonces cuando Elías experimenta a Dios, no el Dios formidable de la tormenta, del terremoto y del fuego, sino el Dios encontrado en la suave brisa que acariciaba su rostro. Esta experiencia del Dios viviente pone de nuevo a Elías de pie y le da la fuerza para volver.
Qué magnífico ejemplo nos regalas ante las dificultades y obstáculos que se presentan en nuestros caminos y que nos hacen dudar y en ocasiones desfallecer. Pero tú nos invitas a confiar en ti, a reparar fuerzas y continuar. No permitas que caigamos en el desespero, la angustia y la desilusión y que todos nuestros miembros nos sirvan para el bien: nuestras manos para levantar, nuestros ojos para contemplar las bellezas de La creación, nuestros pies para ir al encuentro del necesitado, nuestra boca para proclamar las maravillas de tu amor, nuestro corazón para amar. Amén.
Muy feliz viernes que sea fuente de bienestar, de servicio y entrega.
Pensamientos para el Evangelio de hoy (Evangeli.net)
* «Los apetitos se inflaman con la sensualidad de la mirada, y los ojos, habituados a mirar impúdicamente al prójimo por estar ocioso, encienden los deseos impuros» (Clemente de Alejandría).
* «El adulterio, como el hurto, la corrupción y todos los otros pecados, primero son concebidos en nuestra intimidad y, una vez cumplida en el corazón la elección equivocada, se ponen en práctica a través de un comportamiento concreto. Pensemos un poco sobre esto: sobre los malos pensamientos que vienen en esta línea» (Francisco).
* «Jesús vino a restaurar la creación en la pureza de sus orígenes. En el Sermón de la Montaña interpreta de manera rigurosa el plan de Dios: ‘Habéis oído que se dijo: ‘no cometerás adulterio’. Pues yo os digo: ‘Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón’ (Mt 5,27-28). El hombre no debe separar lo que Dios ha unido (cf. Mt 19,6). La Tradición de la Iglesia ha entendido el sexto mandamiento como referido a la globalidad de la sexualidad humana» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2336)