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15-dic.-2025, lunes de la 3.ª semana de Adviento

los demonios gritaban a Jesús: «¡Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Santo!». Este es el centro, esto escandaliza de Jesús: Él es Dios que se ha encarnado.

Radiante amanecer en la mitad de nuestro fabuloso y alegre mes de diciembre en el que nos levantamos para darte gracias por el don de la vida, la salud y el bienestar. Qué alegría sentir estos días en armonía, comprensión y unidad familiar. Nos llenamos de paciencia al inicio de nuestra semana y nos disponemos a iniciar el camino de nuestras novenas, rezadas en familia o rodeados de amigos; sea esta la oportunidad para estrechar lazos de fraternidad y solidaridad. 

Nuestro camino hacia Belén, nos dará ocasión de reflexionar en tu palabra: en tu enfrentamiento en el Templo, con los escribas y fariseos, reconocemos que tu autoridad no se basa en el poder terrenal, sino en la verdad que viene del Padre.

Te pedimos que el Espíritu Santo nos conceda la valentía de Juan el Bautista para proclamar la verdad sin temor a las indiferencias de nuestros hermanos. 

Ayúdanos a examinar nuestras propias vidas y a preguntarnos: ¿De dónde procede la autoridad con la que actuamos y hablamos? ¿Proviene del cielo, de una vida de fe y obediencia, o de la aprobación y el temor humanos?

Que nuestra vida sea un testimonio tan claro de tu reino, que no necesitemos justificar nuestra autoridad, sino que se revele en la bondad y la generosidad de nuestras obras. Que siempre busquemos la respuesta que viene de lo alto. Bendícenos guárdanos y protégenos en tu amor y en tu bondad. Amén. 

Un muy feliz y santo inicio de semana y un lunes muy productivo. 

Palabra del Papa

«¿Con qué autoridad hacéis estas cosas?» Quieren tender «una trampa» al Señor, tratando de llevarlo contra la pared, hacerle equivocarse. Pero ¿cuál es el problema que esta gente tenía con Jesús? ¿Son quizás los milagros que hacía? No, no es esto. En realidad, el problema que escandalizaba a esta gente era el de que los demonios gritaban a Jesús: «¡Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Santo!». Este es el centro, esto escandaliza de Jesús: Él es Dios que se ha encarnado. También a nosotros nos tienden trampas en la vida, pero lo que escandaliza de la Iglesia es el misterio de la Encarnación del Verbo. Y esto no se tolera, esto el demonio no lo tolera. Cuántas veces se oye decir: «Pero, vosotros cristianos, sed un poco más normales, como las otras personas, más razonables». Este es un discurso de encantadores de serpientes: «Pero, sed así ¿no?, un poco más normales, no seáis tan rígidos…» Pero detrás de esto está: ´Pero, no vengáis con historias ¡que Dios se ha hecho hombre! La Encarnación del Verbo, ¡ese es el escándalo que está detrás! Podemos hacer todas las obras sociales que queramos, y dirán: «Pero qué buena la Iglesia, qué buena la obra social que hace la Iglesia» Pero si decimos que hacemos esto porque aquellas personas son la carne de Cristo, viene el escándalo. Y esa es la verdad, esa es la revelación de Jesús: esa presencia de Jesús encarnado”. (cf. S.S. Francisco, 1 de junio de 2013)

ORACIÓN 

Señor Jesús, al recordar tu enfrentamiento en el templo, reconocemos que tu autoridad no se basa en el poder terrenal, sino en la verdad que viene del Padre.

Te pedimos, sabiduría para comprender que la valentía de Juan el Bautista es para proclamar la verdad sin temor a las represalias de los hombres.

Ayúdanos a examinar nuestras propias vidas y a preguntarnos: ¿De dónde procede la autoridad con la que actuamos y hablamos? ¿Proviene del cielo, de una vida de fe y obediencia, o de la aprobación y el temor humanos?

Líbranos, Señor, de la hipocresía y la duda. que nuestra vida sea un testimonio tan claro de tu reino, que no necesitemos justificar nuestra autoridad, sino que esta se revele en la bondad y la rectitud de nuestras obras. Que siempre busquemos la respuesta que viene de lo alto. Amén. 

Reflexión

Es importante saber que a Jesús también le gusta hacer preguntas. A estos que hacen preguntas a Jesús y no se dejan preguntar por Él, no les contesta.  Y cuando Jesús pregunta nunca lo hace sobre cosas superficiales: ni por el coche que tenemos, ni por la casa que hemos comprado, ni por el vestido que vamos a lucir en la boda de un familiar o un amigo. Las preguntas de Jesús van al fondo: Y vosotros ¿quién decís que soy yo? ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber? ¿Y vosotros también queréis marchar?  Siempre nos pregunta cosas esenciales, que afectan existencialmente nuestra vida.  Cada pregunta de Jesús nos hace pensar, nos saca de nuestras casillas, y nos compromete. No cabe ni mirar a otro lado ni echar balones fuera. Hay que tener la valentía de decidirse.  Como la tuvieron los zebedeos al decir a Jesús ¡Podemos! Podemos, siempre con tu ayuda, beber la copa de la vida con sus trabajos y sufrimientos; también con sus gozos y sus alegrías. A Jesús podemos hacerle preguntas con tal que nosotros también nos dejemos interrogar por Él.

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.