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18-ene.-2023, miércoles de la 2.ª semana del Tiempo Ordinario

Este es un nuevo día para comenzar de nuevo, contemplar un lindo y radiante amanecer y sentirlo lleno de vida y de salud.

Este es un nuevo día para comenzar de nuevo, contemplar un lindo y radiante amanecer y sentirlo lleno de vida y de salud. Gracias, Señor, por darnos la oportunidad de vivirlo en generosidad, servicio y amor; danos el don de la fe para poner en práctica tu palabra, porque tus palabras son vida, gozo, paz y felicidad. Ayer nos decías: «El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado». Hoy aplica el mismo principio en este hombre que sufre. Tú vas contra una interpretación que hacían algunos, más preocupados por una ley minuciosa que por el bien de las personas ─sobre todo de las que sufren─; siempre has tenido compasión para los débiles. Danos la ocasión de poder hacer el bien, sin poner obstáculos o posponer el servicio que ha de ser inmediato, sea lunes, martes o cualquier día. Apliquemos lo que dice san Pablo a Timoteo: «Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar» (2 Tim 4, 2) Y HACER EL BIEN. Amén.

Muchísimas felicidades en este miércoles de amor y servicio.

Palabras del Santo Padre

El Evangelio de la Liturgia de hoy muestra a algunos escribas y fariseos asombrados por la actitud de Jesús. (…) ¿Por qué Jesús no les presta atención? Porque para Él es importante llevar de nuevo la fe a su centro. Este llevar de nuevo la fe a su centro lo vemos continuamente en el Evangelio. Es preciso evitar un peligro que amenaza tanto a esos escribas como a nosotros: el de observar las formalidades externas dejando en un segundo plano el corazón de la fe. Muchas veces nosotros también nos “maquillamos” el alma. La formalidad exterior y no el corazón de la fe: esto es un riesgo. Es el riesgo de una religiosidad de la apariencia: aparentar ser bueno por fuera, descuidando purificar el corazón. Siempre existe la tentación de “arreglar nuestra relación con Dios” con alguna devoción externa, pero Jesús no está satisfecho con este culto. Jesús no quiere exterioridad, quiere una fe que llegue al corazón.

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda pbro.