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18-nov.-2025, martes de la 33.ª semana del T. O.

Zaqueo, en su bajeza, siente la necesidad de buscar otra mirada, la de Cristo. Aún no lo conoce, pero espera a alguien que lo libere de su condición

Iniciar una nueva jornada colocados en tus manos, es tener la seguridad que todo lo que realizaremos será bendecido en tu bondad. Gracias porque amanecimos con fuerzas y entusiasmo y con generosidad de corazón para llegar a nuestros hermanos. 

Hoy en nuestra meditación con tu palabra encontramos a Zaqueo, el típico pecador rico como cobrador de impuestos, que como persona es pequeño y pobre. Corre a encontrarte a Ti y se convierte a través de este encuentro, pero eres realmente Tú quien toma la iniciativa al llamar a Zaqueo, encaramado en el árbol, y pedirle si puedes alojarte en su casa. Ésta es la solución para el pecador tibio o frío: aceptar encontrarse de nuevo contigo. Este mensaje va para nosotros también. Si realmente te encontramos, nosotros también vamos a cambiar. Tú sabes con qué frecuencia nuestro fervor se enfría, y qué pobres de corazón somos a veces cuando pensamos que somos ricos y que estamos seguros por pertenecer a ti. Ayúdanos a saber encontrarte en lo más profundo de nuestros corazones; ayúdanos a buscarte sinceramente para que tu presencia nos cambie y vivas realmente en medio de nosotros. En este martes en que celebramos la memoria de la dedicación de las basílicas de san Pedro y san Pablo, construidas sobre sus tumbas, se destacan las dos basílicas más grandes bellas y especiales y como una ocasión para reflexionar sobre la figura y la obra de los dos príncipes de los apóstoles, Pedro y Pablo y el culto excepcional, que se les tributa a través de los siglos, llenas de simbolismo y densidad espiritual. Estas basílicas revelan la fe muy preciosa y la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo, enriqueciendo y engrandeciendo la iglesia de todos los tiempos. Estos dos príncipes de la fe sigan engrandeciendo nuestra iglesia peregrina. Como a Eleazar en la lectura de los Macabeos, danos la fortaleza y la valentía ante las dificultades, para no desfallecer y, al contrario, valientemente confiemos en Ti. Amén. 

Un muy feliz y saludable martes para todos. 

PALABRAS DEL PAPA

Zaqueo quiere ver a Jesús. Algo lo empuja a verlo. «Se adelantó corriendo —dice el Evangelio— y se subió a un sicómoro para verle, porque iba a pasar por allí» (v. 4).  Se subió a un sicómoro: Zaqueo, el hombre que dominaba todo, hace el ridículo, va por el camino del ridículo para ver a Jesús. Pensemos qué sucedería si, por ejemplo, un ministro de economía se subiese a un árbol para ver algo: se arriesga a las burlas. Y Zaqueo se arriesgó a que se burlasen de él para ver a Jesús, hizo el ridículo. Zaqueo, en su bajeza, siente la necesidad de buscar otra mirada, la de Cristo. Aún no lo conoce, pero espera a alguien que lo libere de su condición —moralmente baja—, que le haga salir de la ciénaga en la que se encuentra. Esto es fundamental: Zaqueo nos enseña que, en la vida, nunca está todo perdido. Por favor: ¡nunca está todo perdido, nunca! Siempre podemos dar espacio al deseo de recomenzar, de reiniciar, de convertirnos. (Papa Francisco, Ángelus 30 de octubre de 2022)

 ORACIÓN 

Señor Jesús, te reconozco como Aquel que viene a buscar a los perdidos. Hoy me identifico con Zaqueo, quizás pequeño en estatura o limitado por mis errores pasados, pero con un gran deseo de encontrarte.

Te pido que, al igual que detuviste tu camino por él en Jericó, detengas Tu mirada en mí con misericordia. Ayúdame a superar las barreras —la vergüenza, el orgullo o las críticas— para poder verte y experimentar Tu presencia transformadora.

Reflexión del Evangelio escrita por Juan Lara, miembro de Vivir en Cristo.

En el Evangelio que escuchamos hoy, encontramos enseñanzas sobre la importancia de saber superar obstáculos, el llamado y de cómo el encuentro con Jesús nos hace cambiar el corazón. Zaqueo era un hombre considerado por el pueblo como un pecador y es llamado por Jesús para hospedarse en su casa. Supongo que Zaqueo nunca se imaginó lo que le iba a pasar, no sé qué tan consciente estaría él de su pecado, pero de lo que sí estaba consciente era de que era bajo de estatura y que, si quería conocer a Jesús, tenía que hacer un esfuerzo para subirse a un árbol lo suficientemente grande para poder verlo.

Al ver Jesús el esfuerzo de Zaqueo, lo llama sin importar quién era o cómo fuera considerado; no lo juzga ni le importa lo que los demás piensen o digan. Dios siempre toma la iniciativa en nuestra vida. El llamado de Jesús toca de inmediato su corazón y lo hace cambiar radicalmente. Le dice Jesús: ‘Hoy ha llegado la salvación a esta casa’, y Zaqueo responde con acciones concretas para poner de manifiesto su conversión. No debemos olvidar que las buenas noticias de la salvación son para todos. La misericordia de Dios está disponible para todas las personas, sin importar el pasado o la posición social. 

Revisemos si hemos sido injustos con alguien y si es necesario, restituirles más allá de aquello que hicimos de mal con ellos, como lo hizo Zaqueo.  

Pregunta:

¿He aprendido a mirar a los demás con la misma misericordia con que Jesús miró a Zaqueo?

Cita bíblica del día.

«Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca» (Isaías 55,6).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.