Hoy nuestro corazón se levanta en soledad, pero con esperanza en el triunfo tuyo sobre la muerte. Muchas palabras hoy para meditar Señor. “No conozco a ese hombre” Hoy estás sólo Señor. Hoy preguntas: ¿dónde estás? donde se fueron mis amigos? ¿dónde están los que comparten conmigo? Hoy te hemos dejado sólo, Señor. Quizá por cobardía, quizá por pena por nuestras culpas. Sacamos muchas disculpas o te negamos como Pedro. Pero tú desde la cruz nos vuelves a llenar de fortaleza. Ayer nos decías “hagan esto en memoria mía” y “ámense como yo los he amado”. Hoy debemos comprender tus siete palabras y sobre todo comprender tus sentimientos porque nos sigues amando hasta el extremo, nos sigues perdonando y sobre todo no nos abandonas.
Todo está cumplido por lo que respecta a tu misión, y estamos seguros de que el mal nunca triunfará de nuevo. La victoria final te pertenece a ti y al Padre Celestial. Pero… lo que todavía no está cumplido es tu sueño para con nosotros: instaurar el reino de justicia, fraternidad, compasión y amor en nuestro medio. Porque somos nosotros, tus discípulos, los que tenemos que cumplir esa tarea inacabada. Tenemos que acoger tu Espíritu para que lleve a cabo la misión en nosotros y con nosotros.
Te damos gracias por amarnos tanto, por entregarte para regenerarnos con nueva vida por tu muerte y triunfante resurrección. Continúa dándonos la fuerza para vencer en nuestras luchas contra el pecado y el mal; y para llevar nuestras cruces en la vida junto contigo. Haz que creamos firmemente que tú quieres que vivamos una vida nueva y que te prestemos siempre fiel y dedicado servicio.
Ayúdanos a darnos generosamente unos a otros y sobre todo poder seguir tus huellas en entrega y generosidad. Amén.
Santificado viernes.