Por tu bondad y generosidad te damos gracias y nos acogemos a tu protección y auxilio en este nuevo amanecer en que nos regalas vida, salud y bienestar. Queremos iniciar nuestro camino, tomados de tu mano y bendecidos en tu presencia.
Nos has hecho ricos de muchas maneras, poseemos nuestra fe, tu palabra y, sobre todo, te poseemos a Ti, con tu vida y tu Espíritu. Ayúdanos a crecer en esta fe y en este amor; enséñanos a entregarnos generosamente a tu reino de bondad y esperanza para que seamos dignos de tu confianza y verdaderos discípulos de tu amor.
Cuando Tú nos preguntes qué hemos hecho con los dones que nos has dado, ¿qué responderemos? Responderemos simple pero inadecuadamente, que no hemos hecho nada malo, o bien podremos decir que hemos sido muy activos, invirtiendo en nuestros hermanos, trabajando por la verdad, la justicia y el amor, como Tú nos pides. Gracias por tu generosidad, porque por medio de ella tratamos de imitarte y hacer producir nuestros dones, multiplicarlos, para que cuando Tú nos los pidas podamos decirte: “cinco o diez onzas me has dejado, recibe el doble porque Tú las has bendecido y han producido buenos dividendos”. Bendícenos generosamente. Amén.
Un muy generoso y bendecido miércoles.
PALABRA DEL PAPA
El significado de esto es claro. El hombre de la parábola representa a Jesús, los siervos somos nosotros y los talentos son el patrimonio que el Señor nos confía. ¿Cuál es el patrimonio? Su Palabra, la Eucaristía, la fe en el Padre celeste, su perdón… en definitiva, tantas cosas, sus más preciosos bienes. Este es el patrimonio que Él nos confía. ¡No sólo para custodiar, sino para multiplicar! Mientras en el lenguaje común el término «talento» indica una notable cualidad individual —por ejemplo, talento en la música, en el deporte, etcétera—, en la parábola los talentos representan los bienes del Señor, que Él nos confía para que los hagamos rendir. El hoyo excavado en el terreno por el «siervo malo y perezoso» indica el miedo del riesgo que bloquea la creatividad y la fecundidad del amor. Porque el miedo de los riesgos en el amor nos bloquea. ¡Jesús no nos pide que conservemos su gracia en una caja fuerte! No nos pide esto Jesús, sino que quiere que la usemos para provecho de los demás… Y nosotros ¿qué hemos hecho con ellos? ¿A quién hemos «contagiado» con nuestra fe? ¿A cuántas personas hemos animado con nuestra esperanza? ¿Cuánto amor hemos compartido con nuestro prójimo? Son preguntas que nos hará bien hacernos. (Ángelus de S.S. Francisco, 16 de noviembre de 2014).
ORACIÓN
Padre, misericordioso, de la bondad y la generosidad, que, con ayuda del Espíritu Santo sepamos poner al servicio del reino los dones recibidos —sabiendo que tú los harás fecundos por mínimos que ellos sean— y con nuestro pequeño aporte, con un testimonio de amor, sostengamos a nuestros hermanos sabiendo que los dones que gozamos vienen de ti; bendice y multiplica nuestros dones. Amén.
Reflexión
Señor y Juez Justo, al meditar en tu parábola, reconozco que me has confiado dones, talentos y recursos (tiempo, fe, habilidades) para que los administre fielmente en tu ausencia.
Perdóname por aquellos momentos en que, por miedo o pereza, he escondido lo que me diste en lugar de invertirlo para Tu Reino. Dame la valentía para negociar con mis dones, para tomar riesgos en Tu nombre y para buscar activamente cómo hacer crecer lo que me has entregado.
Ayúdame a ser un siervo fiel y prudente en lo poco para que pueda ser puesto sobre mucho cuando Tú regreses. Que mi vida no sea marcada por el temor que paraliza, sino por la acción diligente que produce fruto para tu gloria.
Que al final de mis días, pueda presentar mis cuentas con alegría, diciendo: «Señor, mi mina ha producido más». Amén.
Pregunta:
¿Vivo consciente de que algún día rendiré cuentas a Dios por mi vida y mis decisiones?
Cita bíblica del día.
«Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5,16)
