Hemos iniciado este caminar, Señor, en tu presencia. Una semana más que nos regalas, en la que nuestros sentimientos serán de alegría, de gozo y de esperanza ya que confiamos en ti. “Ven, Señor”. Con esa aclamación tan hermosa iniciamos todo lo que nosotros queremos realizar, caminar durante este tiempo en fraternidad, amor, solidaridad, entrega y disponibilidad. Celebramos a san Francisco Javier, un gran santo que pronunció el nombre de Jesús y lo proclamó a todas las gentes, porque fue misionero incansable, excelente testigo en el camino de la esperanza que apenas hemos reiniciado: porque la Palabra crea vida. Siguiendo el ejemplo de Francisco Javier que decía: “Hay que tener confianza en Dios porque Él tuvo confianza en nosotros. Hay que poner nuestra confianza en Dios puesto que Él la ha puesto en nosotros”. Permite que nuestra fe, sea como la del Centurión y podamos decir: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra».
Un muy feliz y alegre lunes inicio de semana.
Pensamientos para el Evangelio de hoy (evangeli.net)
* «¿Qué pensamos que Jesús alabó en la fe del centurión? La humildad. La humildad del centurión fue la puerta por donde el Señor entró» (san Agustín);
* «El Señor se maravilló de este centurión. Se maravilló de la fe que tenía. Por ello no sólo encontró al Señor, sino que sintió la alegría de haber sido encontrado por el Señor. ¡Es muy importante!» (Francisco);
* «Ante la grandeza de este sacramento [la Eucaristía], el fiel sólo puede repetir humildemente y con fe ardiente las palabras del Centurión: ‘Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme’» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 1386)
ORACIÓN CAMINO A BELÉN
Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este rato de oración. Muchas veces pienso en ti, me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por el auxilio del Espíritu Santo, para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.