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20-abr.-2024, sábado de la 3.ª semana de Pascua

«¿Señor, a quién vamos a acudir? Sólo tú tienes palabras de vida eterna»

En la alegría de saber que una semana termina y que solo hay motivos de felicidad y alegría por lo recibido de tu parte y lo que hemos podido compartir con nuestros hermanos, te damos gracias. Somos conscientes también de que no todo fue fácil y tuvimos momentos difíciles, pero no imposibles de superar, porque siempre estás a nuestro lado tendiéndonos tu mano bondadosa. Gracias por tus palabras que, a veces para nosotros al igual para aquellos que estaban contigo cuando las pronunciaste, pueden resultar duras y hasta escandalosas.

Sabiendo que “es el Espíritu quien da la vida”, también es el único que puede ayudarnos a no quedarnos escandalizados, a no ser tibios ni cobardes ni encerrados en nuestras comodidades, nos acogemos a él para que nos ilumine y nos permita comprender tu mensaje y confiar más en ti. Y por eso, ésta debiera ser nuestra constante oración: “Ven Espíritu Santo y transforma los corazones de tus fieles”.

Necesitamos orar “para no caer en la tentación” de renunciar al Único que puede salvarnos, al Único que tiene palabras de vida eterna, al Santo de Dios que eres Tú y que nos ayudas a encontrar el camino para hacernos santos como el Padre celestial. Bendice nuestro camino que parece difícil de recorrer y que a veces tenemos que tomar sin ver claro a dónde nos conducirá. Líbranos de tomar decisiones poco entusiastas cuando nuestra fe sea más bien débil y ayúdanos a aceptar siempre tu voluntad. Amén.

Ojalá tengamos en nuestros pensamientos y nuestros corazones, las mismas palabras y sentimientos de Pedro: «¿Señor, a quién vamos a acudir? Sólo tú tienes palabras de vida eterna».

Feliz y santo fin de semana. Bendiciones abundantes.

PALABRAS DEL SANTO PADRE

Las palabras de Jesús suscitan un gran escándalo. Nos está diciendo que Dios ha elegido manifestarse y realizar la salvación en la debilidad de la carne humana. Es el misterio de la encarnación. La encarnación de Dios es lo que causa escándalo y lo que para esas personas, pero a menudo también para nosotros, representa un obstáculo. De hecho, Jesús afirma que el verdadero pan de salvación, el que transmite la vida eterna, es su propia carne; que para entrar en comunión con Dios (…) es necesario vivir una relación real y concreta con Él. Porque la salvación ha venido por Él, en su encarnación. Esto significa que no debemos buscar a Dios en sueños e imágenes de grandeza y poder, sino que debemos reconocerlo en la humanidad de Jesús y, por consiguiente, en la de los hermanos y hermanas que encontramos en el camino de la vida. (Ángelus, 22 de agosto de 2021)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.