Grato amanecer y día de bendiciones recibidas y compartidas. En la alegría de esta mañana, abrimos nuestros corazones para escuchar tu palabra y saber qué hemos de hacer para cumplir tu voluntad.
Hoy eres nuestro anfitrión y nuestro huésped. En muchas ocasiones y con frecuencia dejamos de reconocerte cuando te acercas a nosotros como nuestro huésped en la persona de nuestros hermanos. No permitas que nos olvidemos de ti en medio del bullicio y ajetreo de nuestra vida. Danos la gracia de ver que eres tú a quien acogemos cuando recibimos a nuestros huéspedes. Danos también la gracia de escucharte cuando nos hablas por medio de nuestros hermanos. Sé nuestro huésped y compañero y guíanos por tus senderos de amor y fraternidad. Que sepamos nosotros acogerte con entusiasmo y aprendamos de Ti, también a recibirte y acogerte en los que acuden a nosotros buscando perdón, un poco de calor humano, paciencia, esperanza y alegría. Que nuestros hermanos necesitados no pasen de largo ante nosotros. Abrahán acoge al extraño con exquisita hospitalidad, sin saber, al principio, que está recibiendo a Dios mismo. Dios da a Abrahán más de lo que Abrahán pudiera dar a Dios: el hijo de la promesa. Permítenos, Señor, expresarte las mismas palabras de Abraham: «si he alcanzado tu favor, no pases de largo». Y como María, la hermana de Marta y de Lázaro, encontremos a tus pies la alegría de poder escucharte, para luego servir con entusiasmo a nuestros hermanos. Te dejamos a Ti nuestras preocupaciones, nuestros anhelos y esperanzas, con la seguridad que escuchándote podremos vivir en felicidad y alegría. No seamos siete oficios, cayendo en cuenta: “no por madrugar más, amanecerá más temprano”. Todo a su tiempo. Amén.
Feliz y santificado y servidor Domingo
¡FELIZ DIA DE LA INDEPENDENCIA! OREMOS POR COLOMBIA
ORACIÓN PATRIA
Colombia patria mía, te llevo con amor en mi corazón, creo en tu destino y espero verte siempre grande, respetada y libre. En ti amo todo lo que me es querido, tus glorias, tú hermosura, mi hogar, las tumbas de mis mayores, mis creencias, el fruto de mis esfuerzos y la realización de mis sueños.
PALABRA DEL PAPA
Marta y María son dos hermanas; tienen también un hermano, Lázaro, quien en este caso no aparece. Jesús pasa por su pueblo y —dice el texto— Marta le recibió (cf. 10, 38). Este detalle da a entender que, de las dos, Marta es la mayor, quien gobierna la casa. De hecho, después de que Jesús entró, María se sentó a sus pies a escucharle, mientras Marta está completamente ocupada en muchos servicios, debidos ciertamente al Huésped excepcional. Nos parece ver la escena: una hermana se mueve atareada y la otra como arrebatada por la presencia del Maestro y sus palabras. Poco después, Marta, evidentemente molesta, ya no aguanta y protesta, sintiéndose incluso con el derecho de criticar a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Marta quería incluso dar lecciones al Maestro. En cambio, Jesús, con gran calma, responde: «Marta, Marta —y este nombre repetido expresa el afecto—, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada» (Lc 10, 41-42). La palabra de Cristo es clarísima: ningún desprecio por la vida activa, ni mucho menos por la generosa hospitalidad; sino una llamada clara al hecho de que lo único verdaderamente necesario es otra cosa: escuchar la Palabra del Señor; y el Señor en aquel momento está allí, ¡presente en la Persona de Jesús! Todo lo demás pasará y se nos quitará, pero la Palabra de Dios es eterna y da sentido a nuestra actividad cotidiana. (Benedicto XVI – Ángelus, 18 de julio de 2010)