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21-jul.-2025, lunes de la 16.ª semana del T. O.

Muy buenos días.

Muy buenos días. Qué grato saber, Señor, que despertamos y contemplamos un nuevo amanecer; gracias, Señor, porque hemos retomado las fuerzas e iniciamos nuestra semana llenos de fe y optimismo y de confianza en ti, porque sabemos que vamos tomados de tu mano a emprender nuestra jornada de amor, servicio y entrega a realizar nuestras obras, según tu querer y la voluntad del Padre celestial. Anticipadamente te pedimos que todas nuestras obras y acciones sean bendecidas en tu bondad y en tu amor. 

Los judíos te pedían señales para creer. Querían ver y tocar. Y no es que no hubieras hecho señales, pues todos sabemos que curaste enfermos y libraste a muchos de espíritus que les atormentaban, sino que a los judíos de aquel entonces no les bastaba eso; querían verlo por sus mismos ojos, querían tocar, sentir el milagro. También nosotros podemos correr el peligro de pedirte que nos envíes una señal para seguir creyendo. Sabemos que eres Dios, pero queremos dar gusto a nuestros sentidos. Queremos ver y tocar. 

¿Queremos un Cristo de espectáculo que nos ahorre el esfuerzo de la fe? Olvidamos que no estás en las grandes tempestades ni en los terremotos, no estás en las primeras páginas de los periódicos. Tenemos la mayor certeza de que te haces presente en el susurro que se escucha en nuestras almas, en el momento de silencio en el que te buscamos tras una jornada de trabajo llena de dificultades y ajetreo, en el encuentro familiar de oración, en el que te hacemos partícipes de nuestras cosas, en la paz del corazón de quien deja por un momento todas las cosas para escuchar tus palabras de amor que le ayudan a creer en Ti.

Queremos agradecerte lo poco complicado que eres. No nos exiges nada anormal ni extraordinario para ser tus discípulos. Simplemente quieres que hagamos bien lo que debemos hacer cada día: trabajar, comer, andar, rezar, descansar, hablar bien de todos, pensar bien de todos y hacer bien a todos. Quieres que prolonguemos tu existencia y te hagamos presente en el quehacer de cada día. Te alabamos, te bendecimos y te damos gracias. Amén. 

Un muy feliz y testimonial inicio de semana y un lunes de optimismo y servicio. 

PALABRA DEL PAPA

El signo que Jesús promete es su misericordia, la que ya pedía Dios Padre desde hace tiempo: misericordia quiero, y no sacrificios». Así que «el verdadero signo de Jonás es aquél que nos da la confianza de estar salvados por su Preciosa sangre. Hay muchos cristianos que piensan que están salvados sólo por lo que hacen, por sus obras. Las obras son necesarias, pero son una consecuencia, una respuesta a ese amor misericordioso que nos salva». Las obras solas, sin este amor misericordioso, no son suficientes. Por lo tanto «el síndrome de Jonás afecta a quienes tienen confianza sólo en su justicia personal, en sus obras». (Papa Francisco – Homilía Santa Marta 14 de octubre de 2013)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.