Bendiciones recibimos al amanecer, porque nos regalas un nuevo día y lo recibimos con alegría y dispuestos a amar y servir, sin esperar nada más que satisfacciones, alegrías y la recompensa tuya. Gracias por tu Palabra que nos edifica cada día, nos muestra los senderos que debemos recorrer y lo que hemos de hacer. Sabemos que eres el verdadero médico del cuerpo y de las almas, ya que posees la medicina de tu amor, de tu perdón, de tu comprensión, de tu pan de vida. Por eso tenemos la firme esperanza de que es una medicina divina eficaz, capaz de curarnos todas nuestras dolencias.
Ahora nos recuerdas que “El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”. Gracias por tu bondad y misericordia. Hoy nos das la ocasión de celebrar a tu Santísima Madre y Madre Nuestra en su fiesta de la presentación de la Santísima Virgen. Que ella nos ayude en todo momento para que como Zaqueo nos alegremos con tu palabra: “hoy tengo que alojarme en tu casa”. Hoy abrimos las puertas de nuestro corazón con alegría para recibirte y que puedas marchar con nosotros en nuestras actividades de este día. Tú eres el Huésped más importante en nuestras vidas y queremos hacer siempre tu voluntad.
A ejemplo de Nuestra Madre, en humildad y sencillez, permítenos ir al encuentro de nuestros hermanos y haz que realicemos las obras que nos encomiendas. Que contando contigo no caigamos en debilidades y tengamos la fuerza de Eleazar para soportar las dificultades y vencer los obstáculos de este día. A tus manos nos confiamos y a tu amor nos acogemos. Que Nuestra Madre Celestial nos acoja en su Santo Regazo. Amén.
Un feliz martes de bendiciones y satisfacciones, bajo el amparo y la protección de Nuestra Madre Santísima.