Otro nuevo amanecer, un nuevo día, un nuevo fin de semana que por tu providencia amorosa nos regalas.
Hoy, tenemos que darte gracias por todo lo transcurrido y vivido durante esta semana que terminamos, llena de éxitos y de satisfacciones; momentos difíciles, superados gracias a tu amor y a tu bondad.
Ahora tú nos invitas a que reflexionemos en tu palabra que es camino, verdad, vida y verdadero alimento: el amor es el don más grande que nos has regalado y por amor nos llamas a la vida. Gracias te damos por todo lo que de ti recibimos y lo redimimos amando a nuestros hermanos. Señor Dios, Padre nuestro, te preocupas de los pájaros del cielo y les dejas encontrar alimento en el tiempo oportuno. Tú vistes las flores en el campo con lindos colores y suave fragancia. Entonces, ¿por qué inquietarnos?
Te damos gracias por el don de la vida, por amarnos y preocuparte por nosotros gratuita y generosamente. Guárdanos firmemente en tus manos de Padre misericordioso. Te ofrecemos nuestra vida, nuestros afanes y esfuerzos, nuestros anhelos e inquietudes. Acéptalos como detalle de nuestra gratitud y de nuestra infinita confianza en ti. No permitas que nos apartemos de ti a causa de nuestras debilidades y danos el don de la fortaleza para cumplir tu voluntad. Permite que hoy pensemos si nos estamos haciendo esclavos de lo pasajero, de los bienes que no son necesarios y que debemos usar en su medida justa.
Vivir agobiados por esos deseos es perdernos lo mejor de la vida, que es el encuentro gozoso con los hermanos, con la familia, saber amar y servir, porque eso da felicidad. Todo lo demás será negativo, porque aquellos que buscan sólo el poder, las riquezas, viven siempre amenazados, tienen miedo. Los que se entregan únicamente a lo material, no conocen la paz ni el descanso, no conocen el gozo de dar la mano al hermano y compartir las esperanzas y las alegrías, y también los dolores y las penas, con los que los rodean. Viven siempre solos y atemorizados. No conocen la verdadera amistad porque desconfían de todos. No vale la pena vivir así. Hoy sea la ocasión para darte gracias por lo poco o mucho que tenemos, pero ante todo por darnos la ocasión de tener la mayor Alegría de poder servir y amar, y buscar el Reino de Dios, porque “todo lo demás se os dará por añadidura”, nos dices tú. No olvidemos tu palabra: “Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos”. Gracias, Señor. Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos.
Amén.
Nuestra Madre nos acompañe y en su Santo Regazo nos proteja.
Feliz fin de semana, sirviendo al Único y Verdadero SEÑOR.