“En la mañana haznos oír tu voz y llegue a nosotros tu misericordia”. Gracias te damos, Señor, porque escuchamos tu voz, que nos invita a iniciar nuestra jornada; nuevo amanecer y nuevas oportunidades para amar y servir, multiplicando los dones y talentos que misericordiosamente nos das para multiplicarlos. Hoy nos reiteras la invitación a trabajar sin descanso por el Reino, en el que no tenemos otra opción que hacer germinar los talentos que nos has dado. Gracias por confiar en nosotros y darnos fortaleza para ser valientes y temerarios y no tener miedo de aumentar las onzas de talentos que has depositado en cada uno de nosotros. Puede que hoy nos aumenten y ganemos más de lo que nos das, puede que hoy no ganemos, pero no permitas que nos desilusionemos y al contrario llénanos de confianza en que tú mismo bendices y multiplicas nuestra generosidad. Si es poca o mucha la ganancia, que estemos contentos; si es mucha, es porque hemos amado y dado amor a manos llenas; si es poca, permítenos amar más y servir más.
Es tiempo en que hay que poner manos a la obra de administrar con habilidad los propios talentos que has puesto en nosotros. Tiempo de trabajo, de quehacer constante, de amar todo el tiempo, de perdonar, de servir, a ejemplo de santa Cecilia y aquellos siete hermanos que prefirieron morir antes que negarte y así multiplicaron sus talentos hasta entregar su vida por amor a ti. Gracias te damos por recordarnos que “Un buen administrador no solamente guarda lo que el amo le da, sino que lo invierte para que produzca más. Al que tiene, más se le dará. ¿En qué medida es productiva nuestra fe? Bendícenos y multiplica los talentos que generosamente nos has confiado. Santa Cecilia patrona de los músicos nos ayude a multiplicar con su humildad y sencillez el servicio y el amor; danos la ocasión de un muy Feliz y productivo miércoles.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Para ir adelante y crecer en el camino de la vida no hay que tener miedo, hay que tener confianza. Esta parábola nos hace entender lo importante que es tener una idea verdadera de Dios. No debemos pensar que Él es un patrón malo, duro y severo que quiere castigarnos. Si dentro de nosotros está esta imagen equivocada de Dios, entonces nuestra vida no podrá ser fecunda, porque viviremos en el miedo y este no nos conducirá a nada constructivo; de hecho, el miedo nos paraliza, nos autodestruye. Estamos llamados a reflexionar para descubrir cuál es verdaderamente nuestra idea de Dios. Ya en el Antiguo Testamento Él se reveló como «Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad» (Éxodo 34, 6). Y Jesús siempre nos ha mostrado que Dios no es un patrón severo e intolerante, sino un padre lleno de amor, de ternura, un padre lleno de bondad. Por lo tanto, podemos y debemos tener una inmensa confianza en Él. Jesús nos muestra la generosidad y la premura del Padre de tantos modos: con su palabra, con sus gestos, con su acogida hacia todos, especialmente hacia los pecadores, los pequeños y los pobres (…) pero también con sus advertencias, que revelan su interés para que nosotros no desperdiciemos inútilmente nuestra vida. Es un signo, de hecho, de que Dios tiene una gran estima de nosotros: esta conciencia nos ayuda a ser personas responsables en cada una de nuestras acciones. (Ángelus, 19 noviembre 2017)