En esta hora en que comenzamos a apreciar un nuevo amanecer nos colocamos en tus manos, te damos gracias y bendecimos tu nombre. Hoy nos invitas a vivir en fidelidad y nos regalas una hermosa comparación ante la pregunta de los fariseos. Quisiste que tu amor incondicional, permanente, apasionado... fuera simbolizado y reflejado por el matrimonio (alianza matrimonial). Quieres que nos amemos como tú nos amas, pero nuestro corazón es duro, frágil, cambiable, pecador y el proyecto primero de que hombre y mujer formasen una comunión de amor y entrega permanentes fracasaba con cierta frecuencia. Moisés debió tener en cuenta esta situación y dar algunas normas para cuando la convivencia se hacía difícil, o más bien imposible. Tú nos afirmas que es posible ese pacto y ese amor... a imagen y semejanza del que tiene tu Padre por nosotros.
Pero, como nos dirás en otro lugar: «sin mí no podéis hacer nada». Sólo con nuestras fuerzas es muy difícil la fidelidad y la entrega mutua «todos los días de nuestra vida». Ser uno sólo contigo es un trabajo diario y requiere medios muy concretos de amor y fidelidad, a ti y a nuestros hermanos. Ayúdanos, Señor, para que nuestra vida de matrimonio no se rutinice y se vuelva simplemente un momento que pasó pero que ya no está.
Volvamos al amor primero, al amor de verdaderos esposos, al primer amor de novios cuando teníamos momentos de verdadera alegría y de detalles bellos que, aunque simples, representaban el verdadero amor —una rosa, un papelito—; simplemente son momentos hermosos que se tienen que llevar en el corazón y en los sentimientos del uno al otro. No permitas, Señor irrespetar este amor y, al contrario, danos la fuerza para que la fidelidad que se lleve a través de tantos años se siga renovando. “Te quiero”, “te amo” son palabras que nunca pasarán de moda. Señor, concédenos la gracia de ser fieles en todo momento a tu palabra y a tu seguimiento. Amén.
En este día. en que también honramos a Nuestra Madre la Virgencita en su advocación de María Auxiliadora, nos encomendamos a su protección y auxilio y le pedimos que siga intercediendo a ti, para que nos concedas la gracia de seguir tu camino y “hacer lo que tú nos digas”. Madre del amor y la ternura intercede por nosotros; tu eres nuestro auxilio en momentos de alegría y de dificultad. En tu Santo Regazo nos colocamos y en tus Divinos brazos nos abrazamos sintiendo la seguridad y la esperanza de no quedar sin tu auxilio e intercesión. Amén.
Un muy feliz y fiel viernes vivido en servicio y entrega. “No os quejéis, dad gracias a Dios por lo que tenemos”.
ORACIÓN
Oh, María Auxiliadora, Santa Señora de Gracia llena, esperanza y socorro de la humanidad, que con amor nos das paz y ventura.
¡Oh, Madre de Dios y puerta del Cielo!, me encomiendo a tu Santa custodia. Recíbeme como fiel hijo tuyo, mírame con tu habitual clemencia, y socórreme en mis sufrimientos y problemas.
Oh, Purísima, dulce y bella María, nuestro consuelo y protección, solo con decir tu dulce nombre siento que la pena y el dolor se van. Nunca me faltes, Reina y Señora, dame tu auxilio en todo momento y lugar, dame alivio en la adversidad.
Oh, María Auxiliadora, refugio de Amor Santo, alegría de nuestras vidas, con mi corazón lleno de fe acudo a Ti, imploro con toda humildad tu siempre generoso auxilio, en Ti confío, en Ti deposito mi esperanza ven a mi vida Madre Celestial, ven.
Oh, María, Madre del Amor hermoso, a tus pies deposito confiadamente mis dificultades, mis apremiantes necesidades y problemas. Tú que eres medianera de todas las gracias, y nos acoges con amor en tu maternal Corazón, ayúdame e intercede ante el Señor, recibe con comprensión y piedad mis suplicas y haz que reciba este especial favor: (pedir lo que se desea conseguir).
Oh, María, Madre de misericordia, Madre bondadosa, Madre de tierna sonrisa, tú que incontables milagros has prodigado y prodigas haz que yo también sienta la maravillosa eficacia de tu poderosísimo y siempre efectivo auxilio, abre mis caminos ante las dificultades de la vida, trae a mi vida paz, amor, bienestar y alegría, confórtame en las penas, protégeme en los peligros, apóyame en las luchas, dame fuerza en la debilidad, y concédeme el favor especial que con tanta fe y esperanza he pedido en esta oración. Amén.
Madre nuestra Auxiliadora, Trono de Gloria y Sabiduría, alcánzanos la gracia de imitar tus virtudes y enséñanos a amar a Dios y a nuestros hermanos como los amaste Tú.
Haz que nuestro amor a los demás sea siempre paciente, benigno, respetuoso, y pide a tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nos conceda el perdón de nuestras faltas y ofensas y la salud del cuerpo y alma.
Madre nuestra Auxiliadora, Trono de Gloria y Sabiduría, alcánzanos la gracia de imitar tus virtudes y enséñanos a amar a Dios y a nuestros hermanos como los amaste Tú.
Haz que nuestro amor a los demás sea siempre paciente, benigno, respetuoso, y pide a tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nos conceda el perdón de nuestras faltas y ofensas y la salud del cuerpo y alma.