Alegres nuestros corazones por este nuevo día, iniciamos nuestras labores alabándote y bendiciendo tu santo nombre. Guarda nuestros ojos abiertos a los signos tu venida; ayúdanos a comprometernos sin descanso a hacer crecer tu reino entre nosotros, llevando a cabo tus planes de paz y amor, de disponibilidad y de servicio. Como señales de que nos comprometemos a seguir edificando tu reino, te pedimos que nuestras actitudes y decisiones en la vida sean iguales las tuyas: buscar tu horizonte de amor y servicio, de fraternidad y solidaridad. Danos fortaleza para no evitar el egoísmo y ser constructores y creadores de fe y de esperanza. No importan los obstáculos que se presenten porque confiamos en tu presencia y nos sentimos seguros de tus palabras: “porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro”. Danos el don del consejo y la sabiduría para llevarlos a nuestros hermanos con los que compartiremos este día y haz que todo sea para nosotros alegrías y satisfacciones. San Andrés Dung-Lac y compañeros mártires, que en Vietnam entregaron sus vidas por anunciar Tu nombre, sean para nosotros motivo de testimonio en entrega y sacrificio. Mantengámonos firmes en nuestras decisiones. Amén.
Viviremos este miércoles en armonía, testimonio y verdadera confianza en ti Señor.
