«Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mi cuando lo invoco». Con estas palabras del salmo 116 podemos darle gracias a Dios en este día que iniciamos, porque somos invitados a responder al llamado que Él nos hace y al mismo tiempo el envío a dar frutos de amor. Señor, que celebrar hoy la conversión de San Pablo llegue a ser para nosotros también una profunda experiencia de conversión y de encuentro íntimo contigo. Que esta fiesta nos haga más conscientes de que cualquier mal que infligimos a otros te lo hacemos a ti, y que lo bueno que hacemos y el amor que mostramos te lo damos también a ti. Danos la gracia de amar a todos como san Pablo. Hoy te pedimos que vivas en nosotros, en nuestras alegrías y sufrimientos, en nuestras aspiraciones y esperanzas en nuestros amores y amistades. Que tú seas la inspiración y el sentido de todo lo que somos y hacemos y exclamemos como san Pablo: «por la gracia de Dios soy lo que soy y su gracia para conmigo no se ha frustrado». Amén.
Bendecido miércoles de conversión para todos.
«Saulo fue conducido a Ananías: el lobo devastador es llevado hasta la oveja. Pero el Pastor, que desde lo alto del cielo lo conduce todo, le asegura: ‘No temas’. ¡Qué maravilla! El lobo cautivo es conducido hasta la oveja. El Cordero, que muere por las ovejas, le enseña a no temer» (san Agustín).
NO OLVIDEMOS: «Ya no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí».