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25-jul.-2025, viernes de la 16.ª semana del T. O.

Que no esperemos otra recompensa sino compartir tu destino de amor y de servicio. [...] Existe el riesgo de no entender la verdadera misión del Señor

Buenos días, Señor, aquí estamos con corazón agradecido y dispuesto a servir en humildad y sencillez. 

A Santiago lo hiciste tu discípulo juntamente con su hermano Juan; junto a él fue uno de los apóstoles más cercanos e íntimos contigo; fue testigo de la resurrección de la hija de Jairo, de tu transfiguración y de tu agonía en Getsemaní. Le apodaron “hijo del trueno” por su celo por el Reino. Tú le dijiste que su tarea no era destruir, sino salvar. Experimentó en sí mismo ser discípulo tuyo cuando murió como mártir, y, por lo tanto, compartiendo contigo su copa de sacrificio, tal como Tú le habías predicho. 

Hoy nos pides beber contigo la copa del servicio sacrificado. Llénanos de ese amor que nos puede hacer comprender que ser grande consiste en servir a los demás y en usar nuestras vidas para dar a nuestros hermanos una forma de vivir. Que no esperemos otra recompensa sino compartir tu destino de amor y de servicio. 

Ayúdanos a comprender, como dice san Pablo, que «Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados». En este día sean nuestros sentimientos de no querer ser los primeros sino amorosos servidores en tu voluntad. Amén. 

Un muy feliz y descansado viernes. Como Santiago, hagamos el camino del Señor en servicio y amor, en humildad y sencillez, en generosidad y entrega. Nuestra Madre Santísima sea nuestro auxilio y protección. 

Palabra del Papa

Existe el riesgo de no entender la verdadera misión del Señor: esto sucede cuando se aprovecha de Jesús, pensando en ‘el poder’. Esta actitud se repite en los evangelios. Muchos siguen a Jesús por interés. Incluso entre sus apóstoles: los hijos de Zebedeo querían ser, uno, primer ministro y el otro, ministro de economía, querían el poder. Esa gracia de llevar la buena noticia a los pobres, la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia, se vuelve oscura, se pierde y se convierte en querer algo del poder. Siempre existió esa tentación del poder y de la hipocresía, de pasar del estupor religioso que Jesús nos da cuando nos encuentra, a querer sacar una ventaja personal. (Cf S.S. Francisco, 20 de abril de 2015, Santa Marta).

Oración de preparación

Jesús, hoy me recuerdas que en tu Reino la grandeza no se mide por poder o reconocimiento, sino por la entrega sincera, callada y generosa. Enséñame, Señor, a desear el último lugar, a elegir ser pequeño a los ojos del mundo, pero grande en caridad. Que en mis tareas cotidianas brote el deseo de servir y que no espere recompensa ni elogios. Amén.

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.