Sábado de descanso, tiempo de reflexión, para pensar en todo lo recibido y realizado en la semana. Hemos reído con los que han estado alegres, hemos llorado con los tristes y hemos llevado esperanza al que en soledad nos pidió compañía. Gracias por habernos dado salud y bienestar y las fuerzas para realizar nuestras labores. Te has entregado a nosotros con un amor que nunca acaba.
Danos la esperanza que has preparado para nosotros una vida y una felicidad más allá de los poderes de la muerte. Esta firme esperanza nos sostenga para encontrar alegría en la vida y para afrontar resueltamente y sin temor los obstáculos y desafíos que se presenten. Danos sabiduría para afrontar el sentido de la muerte no mirándola con temor, sino con esperanza. Tú quieres que sigamos viviendo aún más allá de la muerte como personas completas, plenamente humanas y totalmente transformadas por tu amor que nos hace hijos del mismo Padre. Danos la convicción, tranquila pero firme, de que la vida tiene sentido y vale la pena vivirla y que la muerte no es el final de todo, sino el comienzo de una nueva forma de vivir. Que esta certeza nos anime a compartir nuestra esperanza con los que encuentran muy poco sentido a su vida. La vida es verdadera felicidad y nos la das para que podamos realizarnos en ella. Permite que la vivamos compartiendo sentimientos y valorándola como algo valioso que nos has regalado y ojalá sirviendo y amando. Hablar bien de todos, pensar bien de todos y hacer el bien a todos.
Un muy feliz y santo fin de semana, vivido y compartido en alegría y felicidad y bajo el amparo de Nuestra Madre celestial.
Sonríe, la vida vale la pena, para vivirla y para darla.
