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25-sep.-2025, jueves de la 25.ª semana del T. O.

No se puede conocer a Jesús sin interactuar con él, sin apostar la vida por él [...] es necesario hablar con él en la oración y recorrer su camino con él

Al sentir la brisa mañanera sabemos que tenemos un nuevo día para vivirlo y experimentar tu presencia bondadosa y misericordiosa, realizando las labores en cumplimiento de tu voluntad.

También Herodes estaba perplejo acerca de Ti. Quería verte porque había oído hablar de este extraño profeta sobre el que corrían tantos rumores. Hoy nos preguntamos: ¿Nos dejan perplejos a nosotros también Tú mismo, tu evangelio, tu vida y nuestra fe? ¿Estamos nosotros en constante búsqueda del sentido más profundo de nuestra vida cerca de Ti? 

Tú viniste para hacer nuevas todas las cosas. Cuestionémonos a nosotros mismos: si te damos en nuestras vidas el lugar que mereces.?. Te pedimos que des sentido a todo lo que somos y hacemos, según tu voluntad y 

mantennos siempre buscando comprenderte a Ti y a tu palabra, para que nuestra fe sea como una luz que nos haga ver el sentido de nuestras vidas. Señor, danos paciencia con los que son laxos en su fe, para que nosotros no extingamos la mecha a punto de apagarse. Toca nuestros corazones, para que creamos plenamente en Ti y para que estemos vivos con la vida divina que nos trajiste al venir al mundo. Amén. 

Un muy bendecido y agradecido jueves vocacional. 

LAS PALABRAS DE LOS PAPAS

A Jesús solo se le conoce en el camino cotidiano de la vida. Y podemos conocerlo, afirmó el Santo Padre, «incluso en el catecismo. ¡Es cierto! El catecismo», aclaró, «nos enseña muchas cosas sobre Jesús, y debemos estudiarlo, debemos aprenderlo. Así aprendemos que el Hijo de Dios vino a salvarnos y comprendemos el amor del Padre desde la belleza de la historia de la salvación». Sin embargo, lo cierto es que incluso conocer a Jesús a través del catecismo «no es suficiente»: conocerlo mentalmente ya es un paso adelante, pero «hay que conocer a Jesús dialogando con él hablando con él, en la oración, de rodillas. Si no rezas, si no hablas con Jesús», dijo, «no lo conoces». Finalmente, hay una tercera manera de conocer a Jesús: «Es seguirlo, ir con él, caminar con él, seguir sus caminos». Y al caminar con él, llegamos a conocer a Jesús a través del lenguaje de la acción. Si conoces a Jesús a través de estos tres lenguajes: la mente, el corazón y la acción, entonces puedes decir que conoces a Jesús. Este tipo de conocimiento requiere implicación personal. «No se puede conocer a Jesús», reiteró el Pontífice, «sin interactuar con él, sin apostar la vida por él». Por lo tanto, para conocerlo verdaderamente, es necesario leer «lo que la Iglesia nos dice de él, hablar con él en la oración y recorrer su camino con él». Este es el camino, y «cada persona», concluyó, «debe tomar su propia decisión». (Papa Francisco, Meditación Santa Marta, 26 de septiembre de 2013)

ORACIÓN 

Señor, al meditar el pasaje donde Herodes se pregunta por Ti, recuerdo que tu presencia en el mundo nunca pasa desapercibida: incomoda a unos, llena de esperanza a otros, y siempre invita a tomar una decisión. Hoy, Señor, quiero ser de los que te reciben con fe y confianza, de los que te reconocen como Hijo de Dios y Salvador. Amén.

Reflexión escrita por P. Luis Alberto Tirado Becerril, misionero del Espíritu Santo

Se dice que la curiosidad mató al gato, pero parece que en este caso ni siquiera eso aplica para Herodes, que no pasó de la curiosidad; simplemente estaba inmóvil, aferrado a su estilo de vida cómodo y despótico. Y es que todo lo que había oído decir de Jesús hablaba de la acción de Dios a través de Él; incluso los diálogos sobre su identidad hablaban de una irrupción del poder de Dios a través de un enviado suyo. 

Y para ti, ¿quién es Jesús?, ¿es el Emmanuel prometido —Dios-con-nosotros—?, ¿Dios hecho hombre?, ¿es la Palabra eterna del Padre? Para ti ¿Jesús es Dios? Si no lo es, continúa como Herodes en el mundo de la mediocridad, muriendo conforme avanza tu vida.  Pero si sí —si reconoces que Jesús es tu Dios, tu Señor y Salvador y que por amor a ti se encarnó y muriendo por ti, destruyó el poder de tu muerte si lo haces parte de tu vida y sus criterios se vuelven los tuyos—, ¿qué esperas para estructurar tu vida en torno a Él, para dar tu vida por Él como Él la ha dado por ti? ¿qué esperas para hacer tuya su misión y colaborar con Él en la salvación de los tuyos y de todo el mundo, incluso a costa de tu propia vida? 

¿Me quedo en la curiosidad sobre Jesús o busco un encuentro personal y transformador con Él?

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.