Despertar y comenzar a experimentar el gozo de tu misericordia y de tu amor, para iniciar este día en el que te pedimos llenes nuestros corazones con tus mismos sentimientos y guíes nuestros pasos con tu seguro caminar y la certeza de confiar plenamente en el Padre Celestial. Señor, tuviste que sufrir la humillación de ser negado y traicionado por aquellos a quienes llamabas tus amigos. Pero convertiste tu pasión y tu muerte en instrumentos de amor y reconciliación.
Haznos como tú, “servidores para los demás”, que aceptemos dificultades, incluso incomprensiones y traiciones de nuestros mejores amigos, y que las transformemos en fuentes de vida y alegría para todos los que nos rodean. Guárdanos siempre fieles a ti y a nuestros hermanos. En la noche antes de entregarte a la muerte, te diste a sí mismo a tus discípulos en forma de pan para ser comido y en forma de vino para ser tomado y compartido. Ayúdanos para que aprendamos de ti a entregarnos los unos a los otros y lo hagamos en Alegría, esperanza y generosidad. En esta lección de amor y disponibilidad, fortalécenos para no tener el negativismo de Judas ni el hablar por hablar de Pedro. Queremos que tú seas nuestra fuerza para llevar esperanza y caridad para construir entre toda tu comunidad de alegría y esperanza, de amor y servicio en la que tu vivas y reines para siempre. Amén.
Levantémonos y en el inicio de nuestras labores, vayamos a servir a nuestros hermanos y anunciemos estas palabras: «No se haga mi voluntad sino la tuya». Nuestra voluntad sea la tuya: «ámense como yo los he amado».
Santificado martes de pasión.