Vivir para amar y servir es nuestro compromiso contigo, Señor. Hoy te damos gracias porque amamos con el corazón y servimos con generosidad. Tú nos entregas tantas cosas para que en nuestras vidas hagamos realidad tu Palabra y tu presencia bondadosa; y nos haces una promesa: en el camino de nuestra vida iluminada por la fe disfrutaremos de tu ayuda y de tu presencia, realizaremos tus obras, te haremos presente y —sobre todo— descubriremos, toda la luz, la alegría y la vida que quieres regalarnos. Ayúdanos para que esto se haga realidad y escuchemos tu invitación a caminar contigo, cambiar nuestras actitudes negativas, avanzar siempre llenos de esperanza, no instalarnos, sino renovarnos continuamente en tu amor y construir siempre haciendo vida tu palabra.
Sólo así descubriremos la presencia del Padre celestial con los hermanos que servimos, nos damos y acogemos. Sólo te tendremos a Ti y al Padre, cuando amamos, oramos, compartimos, creamos fraternidad, perdonamos, nos dejamos cambiar, crecemos como personas y con ello, hacemos crecer a nuestros hermanos. Señor, permite que se cumplan en nosotros tus palabras, como se cumplieron en Pablo y Bernabé: Señor, “Yo te he puesto como luz, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”. Que nuestra Madre Santísima interceda y siga siendo nuestro auxilio y nuestro refugio.
Gracias, Señor, por darnos la ocasión de estar contigo y ahora queremos que nos concedas salud y bienestar en nuestras familias, que pases tu mano sanadora y devuelvas la salud a nuestros hermanos enfermos. Concédenos el don de la sabiduría para tomar decisiones adecuadas, protege a quienes están viajando o van a viajar, llévalos y tráelos con bien. Gracias, Señor, porque sabemos que, viéndote a ti, vemos al Padre celestial, danos tu Espíritu para tener la luz necesaria a nuestros ojos y continuar viendo tu presencia en tu propia presencia. Te alabamos, te glorificamos y te damos gracias. Amén.
Un muy feliz y santo fin de semana.