Al iniciar en este día una nueva semana, nuestros sentimientos sean de generosidad desbordante para que todo lo que realizaremos sea en cumplimiento de la voluntad del Padre celestial y todo tenga su santa bendición. Con mucha fe y alegría emprendamos el camino de esta semana.
Señor, tú tenías la misma mirada penetrante que el Padre y su mismo amor. Ahora recordamos algunos de tus momentos hermosos en que nos motivaste a llevar a otros tu amor: fuiste capaz de ver en aquellos niños la inocencia de su corazón; tu mirada en Zaqueo; una promesa de generosidad en aquella mujer que lloraba la pérdida de un hijo; en aquella viuda que echaba dos céntimos, una entrega más generosa que la de otros. Como tus discípulos estamos llamados a ver más allá de las apariencias, teniendo la misma mirada tuya, percibiendo los detalles, descubriendo lo que a otros se les oculta, descubriendo en cada hermano un hijo de Dios y en cada acontecimiento una oportunidad para la vida.
Qué hermoso recordar el Salmo 32 en este día en que iniciamos nuestras labores de la semana: «El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres; desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra: él modeló cada corazón, y comprende todas sus acciones».
Que hoy desde el corazón podamos darte gracias porque sea así y pedirte que nos des también la gracia de ver con los ojos del corazón; te damos gracias porque, al final, siempre nos queda la solidaridad, la fraternidad, la gratuidad. El gesto de tantas “viudas” que nos estimulan con su vida y su ejemplo a elevarnos sobre nuestros egoísmos e inseguridades y empujándonos a fiarnos completamente en ti y un poco menos de nosotros y de nuestros “tesoros”. Ojalá como la viuda seamos generosos y optimistas para saber que “Dios bendice y multiplica nuestra generosidad”.
En este día en que honramos a Nuestra Madre en su advocación de La Medalla Milagrosa sus rayos de luz sean para nosotros rayos de felicidad, de amor, de fe, de servicio y de fraternidad. Nuestra Madre nos acompañe y sea nuestro auxilio y protección. Una muy feliz y santa semana vivida con optimismo, solidaridad, generosidad y mucho amor.
ORACIÓN A LA MEDALLA MILAGROSA
Oración a la Virgen de la Medalla Milagrosa para favores grandes
Vuestra Medalla ¡oh María! es prenda de protección. La Medalla prodigiosa a vos purísima Virgen debe el principio y origen en una visión dichosa.
Todos por eso a porfía desean su adquisición. Vuestra Medalla ¡oh María! es prenda de protección, los brillantes resplandores que vuestras manos despiden son las gracias que recibimos de Vos.
¿Quién es el que no confía viendo tal demostración? Vuestra Medalla ¡oh María! es prenda de protección. ¿Quién podrá cantar, Señora, los prodigios que habéis hecho con el que lleva al pecho la Medalla y os implora? Llevémosla noche y día con tierna veneración.
Vuestra Medalla ¡oh María! es prenda de protección. El rayo, la tempestad, el contagio inevitable, de esta medalla admirable huyen con celeridad. La virtud que los desvía es la de Vuestra intercesión.
Vuestra Medalla ¡oh María! es prenda de protección. Los enfermos desahuciados buscan con solicitud en la Medalla salud, y no quedan defraudados; Sanos, llenos de alegría dicen con devoción: Vuestra Medalla ¡oh María! es prenda de protección. Amén.