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28-mar.-2024, Jueves Santo

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«NOS AMÓ HASTA EL EXTREMO»

Santo jueves para tener corazón encendido en amor, caridad y muestras de solidaridad. De corazón agradecido con el Padre celestial por habernos vuelto a su amistad gracias a tu entrega y cumplimiento de su voluntad. Señor, en este día santo, tú nos muestras que tu amor no consiste en sólo palabras, sino que es totalmente eficaz, más fuerte que la muerte, pues entregas tu vida por nosotros. Danos fuerza para amarte a ti y a los hermanos con un amor más fuerte y efectivo que las palabras; con un amor fiel y total.

Tú nos enseñas que “amor” significa servicio humilde. Te pedimos valor para hacer “obras de caridad”, no para ser vistos por la gente, sino para ayudar a otros; y danos arrojo para dar preferencia a los más pobres, a los desconocidos, a los pequeños, a los marginados a los que viven en tristeza y soledad. Tú dijiste en la Última Cena, y nos lo repites a nosotros esta tarde, que nadie puede tener mayor amor que quien da la vida por sus amigos. Danos fuerza para evitar vivir para nosotros mismos, y hacer tu amor un poco más visible para que todos crean en ti. Que este jueves nos permitas estar en tu presencia, contemplándote y pudiendo hacer nuestra oración ante el Monumento pidiendo los unos por los otros, por nuestras familias, nuestros amigos, nuestros hermanos necesitados. Que este día practiquemos la caridad de una manera fraterna y generosa. Amén.

«NOS AMÓ HASTA EL EXTREMO». Humildemente pido una oración por todos los sacerdotes en este jueves tan especial para nosotros, día del Sacerdocio, de la institución de la Eucaristía y día del amor. “Levántate y ve a servir a mis hermanos.”

PALABRAS DEL SANTO PADRE

El servicio. Ese gesto que es una condición para entrar en el Reino de los Cielos. Servir, sí, a todos. Pero el Señor, en aquel intercambio de palabras que tuvo con Pedro (cf. Jn 13,6-9), le hizo comprender que para entrar en el Reino de los Cielos debemos dejar que el Señor nos sirva, que el Siervo de Dios sea siervo de nosotros. Y esto es difícil de entender. Si no dejo que el Señor sea mi siervo, que el Señor me lave, me haga crecer, me perdone, no entraré en el Reino de los Cielos. (…) Y así, con esta conciencia de la necesidad de ser lavado, ¡sed grandes perdonadores! ¡Perdonad! Corazón de gran generosidad en el perdón. Es la medida con la que seremos medidos. Como has perdonado, serás perdonado: la misma medida. No tengáis miedo de perdonar. A veces hay dudas... Mirad a Cristo, mirad al Crucificado. Allí está el perdón para todos. Sed valientes, incluso arriesgando en el perdón para consolar. (Homilía, 9 de abril de 2020)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.