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28-mar.-2025, viernes de la 3.ª semana de Cuaresma

¡Dios es amor! Y sólo por el camino del amor puedes conocer a Dios. Amor razonable, acompañado de la razón. ¡Pero amor!

Día para darte gracias y pensar en la grandeza de tu amor. Nos levantamos e iniciaremos nuestra jornada, colocándonos en tus manos y cumpliendo tu santa voluntad. Pedimos que vivamos este último día laboral con paciencia y en esperanza, en servicio y amor; no permitas que vayamos por el camino equivocado, porque muchas veces hemos tenido la experiencia de que no podemos ser felices confiando sólo en nuestras fuerzas. No permitas que nos ufanemos de nada hecho con nuestras manos, sino que pensemos humildemente que todo procede de Ti. Permítenos tener actitudes de cariño y de amor hacia nuestros hermanos y que lo vivamos como hoy nos enseñas: que amemos a Dios, con todo lo que somos y tenemos y a nuestros hermanos con los mismos sentimientos. Que nos amemos a nosotros mismos, dejando nuestros “ayes” y lamentaciones y compadeciéndonos a nosotros mismos. Que hoy tengamos en nuestros corazones tu mandamiento: «ÁMENSE COMO YO LOS HE AMADO». Porque el amor procede del Padre y a Él debe volver después de amar a los hermanos y a nosotros mismos y, por supuesto, de amarte a Ti, nuestro Hermano Mayor, luz y guía en nuestras vidas. 

Feliz y amoroso viernes, llenos de cosas lindas.!!! Recordemos: “La puerta del Corazón de Dios está siempre abierta. Regresemos a Él. Volvamos al Corazón que nos ama y perdona. Dejémonos perdonar por Él”.

Meditación del Papa Francisco

Para conocer a Dios nuestro intelecto, la razón es insuficiente. Dios se conoce totalmente en el encuentro con Él, y para el encuentro la razón no basta. Hace falta algo más:

¡Dios es amor! Y sólo por el camino del amor puedes conocer a Dios. Amor razonable, acompañado de la razón. ¡Pero amor! '¿Pero cómo puedo amar lo que no conozco?'; 'Ama a los que tienes cerca'. Y esta es la doctrina de los dos mandamientos: El más importante es amar a Dios, porque Él es amor; Pero el segundo es amar al prójimo, pero para llegar al primero debemos subir los escalones del segundo: es decir, a través del amor al prójimo llegamos a conocer a Dios, que es amor. Sólo amando razonablemente, pero amando, podemos llegar a este amor.

Es por eso que debemos amarnos los unos a los otros, porque el amor es de Dios y quien ama ha sido engendrado por Dios. Para conocer a Dios hay que amar. (Cf. Homilía de S.S. Francisco, 8 de enero de 2015, en Santa Marta).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.