Hoy sentimos la gracia y la alegría por un día más de felicidad. Hoy sentimos los deseos inmensos de anunciar tu nombre y glorificarte en los hermanos. Perdónanos porque muchas veces nuestros egoísmos y envidias, nos impiden identificar tu obra. Vemos las actitudes y los actos de otras personas y nos resulta más fácil criticarlas y rechazarlas que ver lo positivo; no podemos ver qué de Ti hay en ellas.
¡Cuántos hermanos dan su vida por los demás y, sin embargo, no somos capaces de reconocerlo! Permítenos que seamos capaces de “mirar” con ojos nuevos y limpios, con los ojos del corazón, e intentemos descubrirte en los rostros y acciones de los que nos rodean. Que sepamos acogerte con amor y comprometernos contigo al bien de nuestros hermanos. Que con nuestras vidas demos testimonio de Ti para que nadie te rechace, ya que te vamos aclamando como nuestro Señor y Salvador. Que hoy te reconozcamos en nuestras obras y acciones y te glorifiquemos. Que creamos en Ti, Esperemos en Ti y te Glorifiquemos a Ti. Amén.
Un muy feliz y productivo viernes. Abrazos y bendiciones abundantes.
Palabras del Santo Padre
El Evangelio de hoy es claro ¿no? Jesús estaba escondido en estos últimos días porque su hora aún no había llegado; pero Él sabía cuál sería su fin, cuál sería su propósito. Jesús fue perseguido. Él ciertamente «sabía cuál sería su fin». Las persecuciones comienzan enseguida, cuando «al inicio de su predicación regresa a su país, va a la sinagoga y predica». Entonces, «inmediatamente después de una gran admiración, comienzan» las murmuraciones. Pero sabemos de dónde viene esto. Éste es uno de nosotros. ¿Pero con qué autoridad viene a enseñarnos? ¿Dónde estudió? ¡Lo descalifican! Es la misma historia, ¿verdad? —¡Pero sabemos de dónde es este tipo! Pero cuando Cristo venga, nadie sabrá de dónde es. En una palabra, es la misma actitud de siempre: «desacreditan al Señor, desacreditan al profeta para quitarle autoridad». (Homilía Santa Marta, 4 de abril de 2014)