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28-nov.-2023, martes de la 34.ª semana del Tiempo Ordinario

Lo mejor de tu Iglesia no son “la calidad de la piedra y los exvotos”, sino las personas, piedras vivas del nuevo templo que se va edificando.

Gracias infinitas por este despertar a un nuevo día que esperamos sea pleno de tu amor y tu presencia. Hoy nos enseñas que un nuevo Templo se va levantando; sus ladrillos no son ahora de barro; sus ladrillos somos nosotros tus discípulos y los creyentes que te hacemos presente allí donde estamos. Somos “Piedras vivas” que formamos este nuevo templo llamado “Iglesia”. La Iglesia que está presente allí donde un corazón apuesta por ti, donde unos pies dan pasos al encuentro del necesitado, donde unas manos se abren para ofrecer.

Lo mejor de tu Iglesia no son “la calidad de la piedra y los exvotos”, sino las personas, piedras vivas del nuevo templo que se va edificando. Tú estás en medio de nosotros. Tú eres la cabeza del cuerpo, del cual cada uno somos una pequeña célula y sin la cual el cuerpo no sería igual.

Ojalá hoy tomemos conciencia de lo que somos: alguien con quien tú cuentas para morar, para llevar adelante tu obra y establecer tu Reino en medio de nosotros. No sabemos el día ni la hora, pero nos pides estar atentos y así lo queremos hacer. Permítenos vivir este día en tu amor, ante todo, en esperanza y confianza, esperando y confiando en ti y buscando sólo hacer tu voluntad.

Confiamos en ti Señor. Gracias por el testimonio de Santa Catalina Laboure a quien se le apareció La Santísima Virgen y le encomendó que hiciera una Imagen de Nuestra Señora, así como se le había aparecido y que mandara hacer una medalla que tuviera por un lado las iniciales de la Virgen MA, y una cruz con la frase: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”. Ayer celebrábamos a Nuestra Madre, en su advocación de La Medalla Milagrosa”. Hagamos caso a Nuestra Madre y digamos: ruega por nosotros que recurrimos a ti. Nuestra Madre nos proteja y santa Catalina nos ayude.

Feliz día martes y, ante todo, bendecido por el Señor.

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.