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29-dic.-2025, lunes de la Octava de Navidad

Despertamos y contemplamos como la noche va pasando y el día disipa las tinieblas.

Despertamos y contemplamos como la noche va pasando y el día disipa las tinieblas. El calor del sol nos acariciará y dará sentido a nuestro caminar. 

El anciano Simeón te reconoció como la luz que debería iluminar a todos. Danos a nosotros también la gracia de saber reconocerte cuando vienes en forma humilde, en la persona y forma de niños, de ancianos o de pequeños y pobres. Que sepamos recibirte también como luz, no sólo sobre nuestras vidas, sino también como aurora luminosa para todos, los que nos rodean que Tú sigas siendo luz que iluminas con tu alegría y con el luminoso amanecer de la verdadera justicia y del profundo compromiso de cariñoso servicio, y también con sentido de compasión y generosidad sin límites. Como el anciano Simeón podamos exclamar y anunciar tu Santo Nombre.  Te alabamos y te bendecimos, te glorificamos y te damos gracias. 

Feliz santificado inicio de semana. María nos guarde y nos proteja. 

Palabra del papa Francisco

El Pueblo de Dios es invitado en cada época histórica a contemplar esta luz. Luz que quiere iluminar a las naciones. Así, lleno de júbilo, lo expresaba el anciano Simeón. Luz que quiere llegar a cada rincón de esta ciudad, a nuestros conciudadanos, a cada espacio de nuestra vida. «El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz». Una de las particularidades del pueblo creyente pasa por su capacidad de ver, de contemplar en medio de sus “oscuridades” la luz que Cristo viene a traer. Ese pueblo creyente que sabe mirar, que sabe discernir, que sabe contemplar la presencia viva de Dios en medio de su vida, en medio de su ciudad. Con el profeta hoy podemos decir: el pueblo que camina respira, vive entre el “smog”, ha visto una gran luz, ha experimentado un aire de vida. […] ¿Cómo es esta luz que transita nuestras calles? ¿Cómo encontrar a Dios que vive con nosotros en medio del “smog” de nuestras ciudades? ¿Cómo encontrarnos con Jesús vivo y actuante en el hoy de nuestras ciudades pluriculturales? (Homilía de S.S. Francisco, 26 d septiembre de 2015).

ORACIÓN 

Señor, te pedimos que, como Simeón, el Espíritu Santo nos llene de sabiduría para reconocer a Jesús como la Luz que disipa nuestras tinieblas y la Gloria que da sentido a nuestra vida. Ayúdanos a acogerlo en nuestros corazones y a proclamarlo como el Salvador.

Te pedimos, por la intercesión de la Santísima Virgen María, que nos des la fortaleza para aceptar con fe y serenidad las pruebas y dolores que la vida nos presente. Que, al igual que Ella, podamos sostener nuestra fe incluso cuando una espada atraviese nuestro corazón.

Que tu presencia ilumine nuestro camino y nos guíe hacia la vida eterna. Amén. 

Reflexión del Evangelio por Paola Treviño, consagrada del Regnum Christi

Vemos a la Virgen y a san José llevando al Niñito Jesús a presentarlo al templo. ¡Qué cosas! El mismo Dios haciéndose hombre y sometiéndose a las leyes terrenas. Y nosotros, a veces que nos queremos saltar toda ley. Pero hoy yo quisiera centrarme en esta escena que, a mí en lo personal, valga la redundancia, me encanta y constantemente recurro a ella. 

María llevaba en brazos al Niño y lo presenta al Señor. Yo estaba en el corazón de ese Niño, de ese Dios. Desde siempre he estado en su corazón, en su mente, por lo que al ser presentado también iba yo ahí, en esa presentación. Mi vida fue presentada al Señor desde el corazón del Niñito Jesús.

Quien madre, la mejor de las madres; quien esposo, el mejor, quien hijo, quien hermano, quien amigo: hay que ocuparnos de presentar lo mejor al Señor y hay que vivir con el corazón lleno de esperanza, de seguridad, de paz, de tranquilidad, porque desde siempre y por siempre, hemos sido presentados en manos de María, en el corazón del Niño al Dios Padre. Hoy ser lo que tengo que ser, hacer lo que tengo que hacer y hacerlo con una sonrisa.  

 

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.