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3-jun.-2024, lunes de la 9.ª semana del Tiempo Ordinario

«Su acción divina nos ha otorgado todo lo necesario para llevar una vida de santidad,»

Al inicio de esta semana, en la que misericordiosamente nos das el don de la vida y un lunes de descanso, somos invitados a que gratuitamente tomemos la viña que has preparado para cada uno de nosotros. Te pedimos fidelidad para que cariñosamente la tomemos y la compartamos con nuestros hermanos. No queremos ser cómo los labradores que se aprovechan de “tanto bien recibido” en la viña, o de los que olvidan que tú eres el Dueño de la viña. 

Hoy nos quedamos con el amor cuidadoso del Viñador y la viña que va creciendo tal como ha sido soñada. No queremos fijarnos en los labradores homicidas, sino que queremos glorificarte como la Piedra angular que nos sostiene de uno u otro lado. Te agradecemos la suerte que tenemos al recibir la fe tan preciosa, como nos recuerda la segunda carta de Pedro. 

Hoy mostramos el agradecimiento al Viñador y se acrecienta en nosotros el deseo de cuidar la viña que hay en nuestros corazones y hacerla producir para que encuentres frutos abundantes de fe, esperanza y caridad, de fraternidad y solidaridad.

Permítenos, Señor, cultivar buenas recetas espirituales, que nos llevan a saborear los mejores platos de la vida: esperanza, predicación, entrega… Los complementos e ingredientes para eso son: fe, honradez, dominio propio, constancia, piedad, cariño fraterno y el AMOR. El Señor nos los proporciona cuando tenemos fe.

Alabanza, glorificación y bendiciones son los deseos espirituales para hacer producir la viña. 

Bendiciones y feliz lunes de descanso. 

Pensamientos para el Evangelio de hoy

* «¡Dulce Jesús, en qué estado te veo! Manso y cariñoso, único Salvador de nuestras viejas heridas, ¿quién te condujo a sufrir estas heridas, no sólo crueles sino también ignominiosas? ¡Dulce viña, buen Jesús!» (san Buenaventura)

* «Él nos ha llamado con amor, nos protege. Pero luego nos da la libertad, nos da todo este amor “en alquiler”. Es como si nos dijera: Cuida y custodia tú mi amor como yo te custodio a ti. Es el diálogo entre Dios y nosotros: custodiar el amor» (Francisco).

* «‘Sin el Creador la criatura se diluye’ (Concilio Vaticano II). He aquí por qué los creyentes saben que son impulsados por el amor de Cristo a llevar la luz del Dios vivo a los que no le conocen o le rechazan» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 49).