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30-nov.-2025, domingo de la 1.ª semana de Adviento

Durante estas semanas, estamos llamados a despojarnos de una forma de vida resignada y rutinaria y a salir alimentando esperanzas, alimentando sueños para un futuro nuevo 

Optimista y alegre fin de mes que nos regalaste. Fue un mes en el que sentimos en nuestro corazón todo el agradecimiento por lo sembrado y cosechado, sabiendo que hemos tenido muchos días vividos en alegría y felicidad por lo vivido y compartido; las palabras de aliento y de consuelo dadas a nuestros hermanos en dificultades, pero que fueron inspiración de tu parte. Tuvimos pocos momentos de dificultad, pero que colocados en tus santas manos fuimos superando. 

Hoy, que iniciamos este tiempo de Adviento, tiempo de la espera gozosa, iniciamos nuestra hermosa aventura de corazón abierto y dispuesto a disponer un sitio muy especial a nuestro santo huésped de honor que viene a nosotros. Ahora, mientras vienes, disponemos nuestros oídos y pensamientos a tu querer. Estaremos preparados en fraternidad y solidaridad. ¡tú vienes! Nos estás buscando. Si hay disposición nos quedan interrogantes: ¿te abrimos las puertas de nuestro corazón? ¿te reconocemos cuando nos preguntas si puedes entrar? ¿te reconocemos cuando te encontramos por la calle? 

Hoy te pedimos que sepamos acogerte y amarte en las muchas formas en que vienes a nosotros. Tú nos traes esperanza. Hemos aprendido que una persona de fe es una persona de esperanza. No podemos vivir sin soñar, sin ideales que nos inspiren y que incluso nos impacienten a veces. Nuestro mensaje para este primer domingo de Adviento nos habla del sueño de Dios para cada uno de nosotros. Estamos destinados a vivir el amor, la paz y la justicia. Sucederá este sueño feliz cuando tu luz brille sobre nosotros. El Padre celestial escribirá este futuro solamente con nuestra ayuda. ¿Estamos despiertos y dispuestos a hacer llegar tu luz y tu paz? Tú quieres que estemos despiertos, aunque no conozcamos el día de tu llegada. Nos apremias a estar vigilantes porque quieres encontrarte con nosotros. Nos pides permanecer dispuestos porque estás buscando que nos abramos a ti. Ayúdanos, Señor, para que al inicio el tiempo de Adviento nuestros corazones se llenen de sentimientos de esperanza, de fe y de optimismo, porque queremos disponer en nuestros corazones ese sitio tan especial para que Tú vuelvas a nacer en nosotros, en nuestras familias, en nuestros trabajos y actividades cotidianas. Ahora que te contemplaremos en el pesebre que vamos a realizar en nuestros hogares, queremos acoger la luz que tú nos has traído y que hemos de comunicar a nuestros hermanos. Amén. 

Un muy feliz, alegre y esperanzador inicio de Adviento y un muy santo domingo. 

PALABRA DEL PAPA

Hoy empieza el Adviento, el tiempo litúrgico que nos prepara para la Navidad, invitándonos a levantar la mirada y abrir nuestros corazones para recibir a Jesús. En Adviento no vivimos solamente la espera navideña, también estamos invitados a despertar la espera del glorioso regreso de Cristo —cuando volverá al final de los tiempos— preparándonos para el encuentro final con Él mediante decisiones coherentes y valientes. Recordamos la Navidad, esperamos el glorioso regreso de Cristo y también nuestro encuentro personal: el día que el Señor nos llame. Durante estas cuatro semanas, estamos llamados a despojarnos de una forma de vida resignada y rutinaria y a salir alimentando esperanzas, alimentando sueños para un futuro nuevo. (…) Este es un tiempo oportuno para abrir nuestros corazones, para hacernos preguntas concretas sobre cómo y por quién gastamos nuestras vidas. (Papa Francisco - Ángelus, 2 de diciembre de 2018)

ORACIÓN 

Señor mío, al comenzar este primer domingo de Adviento, dejo que la luz de este nuevo día me envuelva y me recuerde que tu venida está siempre cercana, silenciosa, amorosa, inesperada y llena de promesa. Hoy quiero abrirte mi corazón con serenidad, confiando en que tu presencia es la fuerza que sostiene mis pasos y la esperanza que renueva mi interior. Amén.

Reflexión del Evangelio escrita por Pbro. Ernesto María Caro

Comenzamos un año litúrgico nuevo y la Iglesia nos invita a despertar el corazón. El Adviento no es solo la espera de la Navidad, sino la preparación para el encuentro definitivo con Cristo, por eso el Evangelio de hoy nos advierte: ‘estén preparados porque no saben el día en que vendrá su Señor’. 

Nos hace ver cómo en tiempos de Noé —el cual perfectamente podemos comparar con el nuestro— la gente vivía distraída y no escuchaba la voz de Dios, como en muchas ocasiones pasa con nosotros. Hoy puedo ver cómo la gente está muy ocupada en las compras navideñas y en otros menesteres. Y bueno, vamos, eso no está mal. Es decir, el Señor no condena nuestras ocupaciones, sino que nos invita a poner el alma antes que las apariencias.

Hermanos, el Adviento es una oportunidad para detenernos y revisar nuestra vida en la que debemos pensar: ¿qué me aleja de Dios? ¿qué cambios podría hacer en mi vida, en mis horarios para acercarme más a Él? Aprovechemos este tiempo para orar, reflexionar y actuar con amor para preparar un espacio interior para acoger al Señor. Recordemos que nosotros, como cristianos, estamos llamados a vivir en el mundo sin dejarnos absorber por el mundo. No dejemos que las distracciones nos roben este tiempo de gracia tan hermoso. 

Te invito para que este Adviento sea un camino de renovación espiritual, de manera que cuando llegue la Navidad, tu corazón esté listo para recibir al Salvador con alegría y esperanza. 

Y recuerda, el Señor espera encontrar un corazón abierto y lleno de amor, adornado no con esferas, sino con buenas obras.  

Pregunta:

¿Qué significa para mí "estar preparado", y qué actitudes concretas necesito fortalecer?

Cita bíblica del día.

"Estad, pues, vosotros también preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del Hombre" (Lucas 12,40).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.