Bendigamos el amor de Dios por este nuevo amanecer en cada uno de nosotros. Señor: Tú nos has hecho responsables de la felicidad y bienestar de nuestros hermanos. Danos la gracia de compartir nuestra fe, nuestra esperanza y alegría, nuestro tiempo y nuestro interés con todos los que nos necesitan y cuya ayuda necesitamos. Danos la gracia de comprender la parábola que nos regalas en este día mirando positivamente lo que quieres que leamos en ella: La capacidad del administrador para mirar de frente a su problema y buscar una solución con decisión y urgencia. A eso nos invitas: a mirar de frente nuestra vida y nuestros problemas y buscar las soluciones mejores. Porque el tiempo se acaba, porque lo único que tenemos es este hoy, nuestro presente. No hay que dejar para mañana todo lo que podamos hacer hoy. Es hoy cuando tenemos que reconciliarnos con nuestros hermanos y perdonar de corazón. Es hoy cuando tenemos que empezar a compartir lo que tenemos con los necesitados. Es hoy cuando tenemos que romper el caparazón de nuestro egoísmo para empezar a vivir la fraternidad. Es hoy cuando amar se convierte en la única y verdadera urgencia de nuestra vida. Porque todo lo demás es secundario y sin importancia. Qué alegría, Señor, si logramos llevar adelante lo que nos propones de buscar el camino y que lo hagamos en generosidad de amor y servicio. Danos la gracia de ser administradores fieles para que en el momento que tú nos pidas cuentas te podamos responder con generosidad y sin temor a lo que nos has confiado. Que san Carlos Borromeo, pastor fiel y prudente, nos ayude para saber entregarte confiadamente lo que nos has dado. Te pedimos nos concedas abundantes bendiciones. SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS… EN VOS CONFÍO.
Feliz primer viernes de mes.
Oración del día:
Oh, Corazón amantísimo de Jesús coronado por la Santa Cruz, árbol frondoso que se nutre con tu Sangre Preciosísima! En unión de todos los santos y almas fervorosas que en todos los tiempos y lugares te han amado, te adoro, te amo con todo mi corazón; y para darte una prueba más patente de mi afecto, renuevo y te ofrezco las promesas que hice en el santo bautismo, prefiriendo tu gracia y tu amor a todas las riquezas de la tierra. Dame, en cambio, Señor, los verdaderos tesoros y riquezas celestiales, que son las virtudes de tu divino Corazón que, como flores olorosas brotan al pie de tu Cruz, rociadas y regadas con tu preciosa Sangre. Amén.
Un Padrenuestro. Un Avemaría. Un Gloria.