Al darte gracias en este día, Señor, imploramos tu auxilio y protección y te pedimos que todo lo que realicemos de palabra y de obra sea para darte gracias en nuestros hermanos con toda la alegría y la felicidad que podamos compartir. Este sea un día para decir que nos conoces totalmente y sabes los sentimientos que llevamos en el corazón y qué hemos de hacer para amar verdaderamente con los sentimientos con que tú nos amas.
Señor, Dios nuestro, cuando no sabemos qué hacer o cómo vivir, tú nos remites a tu ejemplo. Ayúdanos a aprender de ti qué significa amar, no solo en teoría, sino sobre todo en la práctica. Danos el valor de seguir ─como tú─ abriendo nuestros corazones a nuestros hermanos y entregándonos a ellos en todo momento. Que aprendamos de ti a compartir con nuestros hermanos necesitados todo lo que somos y lo que tenemos, con la donación de nosotros mismos. Que nuestro amor no sea sólo palabras vacías, sino algo real, activo y eficaz. Danos la gracia de vivir en conformidad con nuestra fe; que no nos sintamos decepcionados, sino que te sigamos por el camino de un amor que se da a sí mismo, porque tú eres nuestro Señor y nuestro modelo. Permítenos permanecer en tu amor. En las manos de María Santísima nuestra Madre nos colocamos en este día pidiendo tu auxilio y protección. Amén.
Feliz bendecido y esperanzador jueves para vivirlo en el amor a Ti y en servicio a nuestros hermanos.
Reflexión del papa Benedicto XVI
A Natanael, Felipe le comunicó que había encontrado a "ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas: Jesús, el hijo de José, el de Nazaret" (Jn 1, 45). Como sabemos, Natanael le manifestó un prejuicio más bien fuerte: "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" (Jn 1,46)... En nuestra relación con Jesús no debemos contentarnos solo con palabras. Felipe, en su réplica, dirige a Natanael una invitación significativa: "Ven y verás" (Jn 1,46) ... Nuestro conocimiento de Jesús necesita sobre todo una experiencia viva: el testimonio de los demás ciertamente es importante, puesto que por lo general toda nuestra vida cristiana comienza con el anuncio que nos llega a través de uno o más testigos. Pero después nosotros mismos debemos implicarnos personalmente en una relación íntima y profunda con Jesús.
OREMOS POR NUESTRO SANTO PADRE BENEDICTO XVI. «Siervo fiel y prudente, pasa al banquete celestial».