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6-oct.-2025, lunes de la 27.ª semana del T. O. 

Tú, Señor, esperas de nosotros “un poco más”. Ese “poco más” tiene que ver con la pregunta del maestro de la Ley: ¿quién es mi prójimo?

Alegre y optimista mañana la que nos regalas, Señor. Al inicio de nuestra semana te damos gracias, ante todo, por el don de la vida. No importa si el día amaneció lluvioso o hace bastante frío, lo que importa es que nos hemos podido levantar con fuerzas para darte gracias y para hacer el bien a nuestros hermanos. No permitas que alguien o algo nos haga perder el optimismo y la confianza en Ti. Y ahora danos tu Espíritu para reflexionar en tu palabra: «¿qué me hace falta para sentirme satisfecho con lo que estoy haciendo con mi vida?». 

Es muy probable que nuestra vida esté llena de ocupaciones, obligaciones, compromisos, actividades, personas; a veces nos sentimos desbordados o acelerados, con la sensación de que no vivimos nosotros nuestra propia vida. A veces es la propia vida la que nos obliga con sus “descoloques”: perder el trabajo, la salud, un fracaso amoroso, la quiebra de la amistad, un traslado, etc. Pero no podemos caer en lo negativo, sino en un pensamiento positivo. Tú, Señor, esperas de nosotros “un poco más”. Ese “poco más” tiene que ver con la pregunta del maestro de la Ley: ¿quién es mi prójimo? ¿qué tengo que hacer con mi prójimo? Mi prójimo: alguien que se cruza en nuestro camino y no le prestamos atención, porque andamos en nuestras cosas; alguien que nos puede complicar la vida —el tiempo, el bolsillo, la atención—; alguien a quien muchos otros no hacen caso porque les resulta poco interesante, incluso molesto. Tendríamos que mirar nuestros sentimientos y pensar lo que nos pides: ser prójimo de nuestros hermanos que se encuentran heridos, abandonados, en soledad y tristeza. Tú nos das el vino de la esperanza y el aceite del consuelo para curar sus heridas. Gracias, Señor, porque tenemos la oportunidad de poder ayudar a nuestros hermanos heridos a lo largo del camino; esto hace que tengamos un compromiso de verdadera fraternidad y solidaridad, que nos sintamos verdaderos discípulos a quienes tú envías a practicar el bien la caridad y la fraternidad con los más necesitados

Abrazos y bendiciones abundantes. Un muy feliz y santo inicio de semana, practicando la CARIDAD.

ORACIÓN 

Señor, hoy tu Palabra me recuerda la parábola del buen samaritano, y siento que me invitas a salir de mis egoísmos para reconocer en cada hermano un reflejo de tu rostro. No quiero pasar de largo frente al dolor ajeno, ni dejar que la indiferencia o el miedo me detengan; deseo ser un instrumento de tu compasión y de tu ternura. Amén.

Reflexión escita por Paola Treviño, consagrada del Regnum Christi

Este pasaje del buen samaritano es uno de los más conocidos: aquel pobre viajero que fue asaltado en el camino y dejado medio muerto. De tres personas que pasaron a su lado solo una se detuvo; pasó un sacerdote y pasó de largo; pasó un Levita y pasó de largo. Se paró un samaritano, lo curó, limpió sus heridas, lo llevó a una posada y pagó por adelantado su estancia.

O quizá somos nosotros mismos quienes estamos a la orilla del camino, heridos, con llagas, cansados del camino, mal heridos, con la diferencia que en nuestra vida siempre hay un buen samaritano, que se para a curar mis heridas y a sanar mi corazón, pagando por adelantado la posada para la recuperación. Todos, hermanos y hermanas, todos tenemos a Jesús, el buen samaritano que nos recoge en el camino, que se para, se preocupa por nosotros, nos cura nuestras heridas.

Hoy, les invito a no pasar de largo, a hacer un alto en el camino para encontrarse con quien tienen a su lado. 

Pensamientos para el Evangelio de hoy (evangeli.net)

* «Porque la meta que se nos ha señalado no consiste en algo de poca monta, sino que nos esforzamos por la posesión de la vida eterna» (San Cirilo de Jerusalén).

* «En el programa mesiánico de Cristo, que es a la vez el programa del reino de Dios, el sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor, para hacer nacer obras de amor al prójimo» (san Juan Pablo II).

* «(…) No podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos: ‘Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él’ (1Jn 3,15) (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 1033)

Pregunta:

¿Quiénes son hoy los "caídos en el camino" en mi entorno personal, familiar o comunitario?

Cita bíblica del día.

"Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y de verdad" (1 Juan 3,18)

 

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.