En el segundo día de nuestra semana nos das la alegría de saludar este amanecer, honrando a nuestra Madre Santísima en esta advocación tan hermosa de Nuestra Señora del Rosario. En esta fiesta se celebra la victoria cristiana de Lepanto en 1571 contra los turcos. El rezo del Santo Rosario nace del amor de los cristianos por la virgen. El origen de la camándula se remonta a varios siglos atrás cuando los hermanos que no podían rezar los salmos en latín repetían el Padre Nuestro y el Ave María, contando piedritas o granos. Fue santo Domingo quien le dio la forma actual, cuyo significado es una corona de rosas ofrecida a la virgen. Actualmente nosotros la ofrendamos con un ramillete de rosas, que significan nuestra esperanza, nuestra fe y nuestro amor a nuestra intercesora. Gracias, Señor, por darnos la felicidad de tenerla a ella como madre de la bondad, de la ternura, de la sencillez y la humildad.
A ti Madre nos acogemos, a tu auxilio y protección y al cumplimiento de la voluntad divina.
Recordamos el cariño, el amor y la hospitalidad que Marta y María te dieron a ti para escuchar primero que todo tus lindas palabras y al mismo tiempo servirte con amor y generosidad. Gracias, Señor, por el ejemplo de estas dos mujeres que junto a Lázaro te aman todo tu cariño y tu amor. Que en nuestro corazón encontremos en todo momento esa sencillez, esa humildad, esa generosidad, pero ante todo está acogida hospitalaria en amor y sinceridad.
A nuestra madre santísima la acogió san Isabel, su prima; que ella nos acoja a nosotros en su santo regazo y nos proteja siempre. Santísima virgen del Rosario, ruega por nosotros, por nuestras familias, nuestros hermanos enfermos y necesitados. Amén.
Un muy feliz y mariano martes lleno de esperanza.
Oración por la salud a la Virgen del Rosario
Amada Madre Inmaculada, protectora de todos los hombres, a ti que vigilas desde el cielo la vida de cada uno de nosotros y te preocupas por nuestro bienestar, a tí que viniste al mundo llena de gracia y sin la más ligera sombra de pecado para ser Madre de Jesús y Madre Nuestra, te pido escuches hoy todas mis peticiones.
Madre del Rosario, acércate aún más a nosotros, te pedimos por los que no tienen fe o rechazan tu luz, por los que no tienen pan, por los enfermos y los sanos, por los que viven angustiados o sufren sin esperanza, por los hogares que se elevan y por los que amenazan ruinas.
Oh, santísima Virgen del Rosario, tú que no abandonas a quienes en ti confiamos, que eres la más clemente de todas, la que más ama y la que más escucha, no me desampares en este momento especial y ayúdame con esto que hoy te pido desde lo más profundo de mi corazón: (debes hacer tu petición de salud). Amén.
ORACIÓN
Señor, en este nuevo día quiero abrirte las puertas de mi corazón como Marta y María lo hicieron en Betania. Tú me invitas a elegir lo esencial, a dejar a un lado las preocupaciones que me dispersan y a sentarme a tus pies para escuchar tu Palabra. Dame la gracia de no dejarme consumir por las ocupaciones vanas, sino de descubrir la verdadera paz que nace de tu presencia. Amén.
Reflexión escrita por Juan Lara, miembro de Vivir en Cristo
Quiero tomar este Evangelio como base para hablar de la fiesta que celebramos hoy, de Nuestra Señora del Rosario. Escuchamos hoy el relato de la visita de Jesús a la casa de Lázaro, donde lo recibe Marta, una de sus hermanas. Recordemos que la enseñanza de esa historia busca hacernos ver la importancia de darle prioridad a nuestra relación con Dios, por sobre el servicio y todas las demás cosas, tal y como lo hace María, la otra hermana de Lázaro; ella decide dejar todo lo que estaba haciendo para ir a sentarse a los pies de Jesús y escuchar.
La fiesta que celebramos hoy nos recuerda la importancia del rezo del Santo Rosario. Se establece para recordar la batalla de Lepanto en 1571 donde los cristianos obtuvieron la victoria sobre el ejército otomano que buscaba expandir su poderío dentro del continente europeo.
Los Otomanos no habían sufrido ninguna derrota importante desde hacía mucho tiempo. Era un ejército muy poderoso. El papa San Pío V se daba cuenta de que el ejército cristiano necesitaba mucha ayuda para ganar esa batalla, por lo que solicitó a todos los fieles que rezaran el Rosario, pidiendo la intercesión de la Virgen María; la noche antes de la batalla, los marineros rezaron el Rosario de rodillas junto con todo el pueblo y al otro día obtuvieron la victoria.
Como ofrenda de agradecimiento, el Papa declaró ese día la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria, conocida más tarde como Nuestra Señora del Rosario. La fuerza para alcanzar la victoria siempre viene de Dios, por eso es tan importante darle a Él la prioridad sobre todas nuestras actividades, como lo hizo María en el relato del Evangelio, entregándole todas nuestras batallas, arrodillándonos ante Él, poniendo a sus pies nuestros planes, estrategias, dudas y necesidades.
El rezo del Santo Rosario busca honrar a la Virgen María, Madre de Nuestro Señor, para pedir su intercesión y a través de ella, acercarnos a Jesús, escucharlo y recibir de Él la fuerza que necesitamos para ganar nuestras batallas.
Si aún no lo haces, inicia una relación especial con la Virgen María por medio del Santo Rosario. No lo dejes solo para los momentos difíciles, hazlo un hábito en tu vida, porque te va a ayudar a acercarte más a Jesús. Recuerda que la repetición de una buena oración te ayuda a conectar mejor con Dios y a tener una mayor intimidad y unión con Él.
Además, el rezo del Rosario en familia es una excelente manera de fortalecer la unidad y la fe dentro del hogar.
Pregunta:
¿Qué papel ocupa el rezo del Rosario en mi camino de fe y encuentro con Jesús?
Cita bíblica del día.
"La fe, si no tiene obras, está realmente muerta" (Santiago 2,17)
