Alegre y esperanzador despertar que nos regalas para iniciar nuestra semana que esperamos vivirla en esperanza y optimismo. Al iniciar nuestro camino de cinco días laborales te pedimos que, al recibir tu bendición y sobre todo tu presencia, todas nuestras labores sean según tu voluntad. Amén.
Un muy feliz y mariano inicio de semana y un lunes productivo.
REFLEXIÓN
«Hoy celebramos el cumpleaños de la Santísima Virgen. Nos podríamos preguntar: ¿Por qué un día dedicado a celebrar el nacimiento de María? ¡Es válido hacerlo! Y es que, con el nacimiento de María nace una esperanza. Ella es quien nos acompaña en el camino de la salvación. Podríamos decir que María, desde su nacimiento, fue predestinada a una misión. María fue llamada, santificada y enviada. Ella se sabía amada con un amor de predilección de Dios. Nos los dice en su cántico años más tarde: «Mi alma glorifica a Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva». Ella se sabía portadora del Amor. Volvamos nuestro corazón a nuestra Madre del Cielo y pidámosle con mucho fervor: “Oh Virgen naciente, esperanza de salvación para todo el mundo, vuelve tu mirada materna hacia mí y llena mi corazón de esa esperanza. Danos sentimientos de verdadero servicio, fraternidad y solidaridad para que nuestras jornadas sean fructíferas y bendecidas en tu amor y misericordia”.
Oh Virgen poderosa, que con tu pie aplastaste la cabeza de la serpiente tentadora, haz que cumpla día tras día con mis promesas bautismales —con las cuales he renunciado a Satanás, a sus obras y a sus seducciones— y que sepa dar en el mundo un testimonio alegre de la esperanza cristiana.
Oh Virgen clemente, que abriste siempre tu corazón materno a las invocaciones de la humanidad, a veces tan dividida por el desamor y también, desgraciadamente, por el odio y por la guerra, haz que sepa crecer según la enseñanza de tu Hijo, y que sepa creer también en la unidad y en la paz, para ser hijos dignos del único Padre celestial». (Cf. Evangelización activa).
PALABRAS DEL PAPA
Hoy celebramos la fiesta del nacimiento de María, y esta fiesta nos recuerda el comienzo de su extraordinario y único camino […] Fue ella quien dio a Cristo al mundo y le dio la posibilidad de decir «sígueme» a tantos. Pero, aunque nunca escuchó la palabra «sígueme» en esa forma evangélica, podríamos llamar clásica, María ciertamente recibió esta palabra, su significado esencial, desde el comienzo de su vida, desde sus primeros años, y especialmente en el momento decisivo en que se le anunció la gran Buena Nueva, que también fue difícil para aquella joven, pero fue grande, buena, para ella y para toda la humanidad. Y sabemos cómo respondió María: «He aquí la esclava del Señor», y aceptó lo que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo quería de ella. Lo aceptó. […] Así que, espero que, en este día solemne, en este día mariano, puedan encontrar a María. Espero que todos, incluso los que están fuera, que quizás se han extraviado, nunca pierdan al menos un poco de conexión con esta maravillosa mujer, con esta humilde mujer, con esta sierva de Dios que es María. Pero les sugiero que experimenten esta experiencia de su propio «yo», de su propio misterio, del misterio de su propio «yo» humano y cristiano, junto con ella, con María de Nazaret, con María del Calvario, con María de Pentecostés, del Cenáculo, con María de tantos lugares. (San Juan Pablo II – Discurso a los jóvenes durante la Visita Pastoral a Vicenza, 8 de septiembre de 1991).
Pregunta:
¿De qué manera el nacimiento de María me anima a confiar en que Dios cumple sus promesas en mi vida?