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9-sep.-2025, martes de la 23.ª semana del T. O.

«En el grupo de sus seguidores... a pesar de ser diferentes, convivían juntos...: de hecho, Jesús mismo es el motivo de cohesión, en el que todos se encuentran unidos»

En amor y felicidad, recibimos este día que nos regalas y lo queremos comenzar puestos en tus manos y colmados de bendiciones. Permite que nuestra Oración sea de súplica y agradecimiento. “Aceptar a Jesucristo como nuestro Señor, estar arraigados en Él, dejarnos construir para vivir como cristianos”, son las exhortaciones del apóstol Pablo a los Colosenses que hoy nos interpelan a nosotros. Las expresiones “vivir enraizados” como el árbol que crece y tiene buena raíz y “vivir edificados” como el edificio que tiene buenos cimientos, muestran las vivencias personales de Pablo. En estos versículos también nos dice que vivamos firmes en la fe y en la acción de gracias. Este debería ser también para nosotros un manual de vida en el amor. 

Ayúdanos a vivir según tus acciones y sentimientos. Que en nuestros corazones te mostremos agradecimiento por los bienes recibidos y lo que nos concedes cada día en nuestras vidas. Permítenos sentir tu voz con nuestros propios nombres; y descubrir que somos tus enviados y tenemos una misión de amor y de servicio, a ejemplo de san Pedro Claver, cuyo nombre también pronunciaste para que te siguiera en una misión específica: Servir a los hermanos más necesitados, especialmente sirviendo a los esclavos negros. Después de haberse ordenado como sacerdote jesuita el 20 de marzo de 1616 y habiendo cumplido su misión de servir a los más necesitados, cayó víctima de una epidemia de peste. 

Gracias, Señor, por el ejemplo y testimonio de san Pedro Claver. Ahora, permítenos que al iniciar nuestro caminar de este día también escuchemos en nuestro corazón el nombre que tú quieras para nosotros y nos envíes a anunciar tu reino. Amén. 

Un muy alegre y fructífero martes vocacional.

PALABRA DEL PAPA

En el lugar de la revelación, "el monte", Jesús, con una iniciativa que manifiesta absoluta conciencia y determinación, constituye a los Doce para que sean con él testigos y anunciadores del acontecimiento del reino de Dios. (…) El número Doce, que remite evidentemente a las doce tribus de Israel, ya revela el significado de acción profético-simbólica implícito en la nueva iniciativa de refundar el pueblo santo. (…) Los doce Apóstoles son así el signo más evidente de la voluntad de Jesús respecto a la existencia y la misión de su Iglesia, la garantía de que entre Cristo y la Iglesia no existe ninguna contraposición: son inseparables, a pesar de los pecados de los hombres que componen la Iglesia. Por tanto, es del todo incompatible con la intención de Cristo un eslogan que estuvo de moda hace algunos años: "Jesús sí, Iglesia no". Este Jesús individualista elegido es un Jesús de fantasía. No podemos tener a Jesús prescindiendo de la realidad que él ha creado y en la cual se comunica. (…) Y esta presencia suya en la comunidad, en la que él mismo se da siempre a nosotros, es motivo de nuestra alegría. Sí, Cristo está con nosotros, el Reino de Dios viene. (Benedicto XVI – Audiencia general, 15 de marzo de 2006

Pensamientos para el Evangelio de hoy (evangeli.net)

* «Procura ser tú mismo el sacrificio y el sacerdote de Dios. No desprecies lo que el poder de Dios te ha dado y concedido. Revístete con la túnica de la santidad, haz de tu corazón un altar, y así, afianzado en Dios, presenta tu cuerpo al Señor como sacrificio» (san Pedro Crisólogo)

* «Es hermoso que, en el grupo de sus seguidores, todos, a pesar de ser diferentes, convivían juntos, superando las imaginables dificultades: de hecho, Jesús mismo es el motivo de cohesión, en el que todos se encuentran unidos» (Benedicto XVI)

* «Cristo, al instituir a los Doce, ‘formó una especie de Colegio o grupo estable y eligiendo de entre ellos a Pedro lo puso al frente de él. Así como, por disposición del Señor, san Pedro y los demás Apóstoles forman un único Colegio apostólico, por análogas razones están unidos entre sí el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los obispos, sucesores de los Apóstoles’ (Concilio Vaticano II)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.° 880)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.